Amante de los rubíes, la ópera italiana y la literatura: Inés Sastre, la modelo que rompió moldes vuelve a España

Nunca fue una modelo clásica y siempre quiso destacar no solo por su belleza sino por su inteligencia. "Cuando estaba en la Universidad, los profesores no entendían por qué faltaba a las clases para hacerme fotos, y al contrario. Siempre he sido un poco incomprendida. Y sí, la Universidad me destaca entre las modelos”, decía Inés Sastre (46) hace ya algunos años sobre sus inicios en el mundo de la moda. La vallisoletana ha decidido hacer las maletas y dejar París, ciudad en la que lleva instalada media vida, para regresar (según anunciaba ¡Hola!) a Madrid junto a su hijo Diego, de 14 años.

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A Inés pronto su ciudad natal se le quedó pequeña. Vivió desde muy niña en Madrid y estudió en un colegio bilingüe en francés en la capital. "No tengo recuerdos de mi infancia. En alguna parte deben de estar, pero empiezo a recordar desde que existí de una manera pública", decía la modelo y actriz en una entrevista concedida a Vanity Fair en 2012. Sus padres, Eduardo Sastre y Candelas Moratón, se divorciaron justo antes de que Inés comenzara a trabajar en el mundo de la moda. "Las monjas de la Unión Cristiana de Saint Chaumond me comunicaron el divorcio de mis padres. Nos sentaron en una silla a mi hermana y a mí, nos explicaron todo, nos trataron fenomenal y nos dieron dinero para un taxi", recordaba en la revista. Siempre vivió con su madre, que se encargó de apoyarla en su carrera como modelo.

Y es que Inés empezó con siete años a dar sus primeros pasos en el mundo del espectáculo. A esa edad fue damita de la Cruz Roja y a los 12 fue seleccionada en un concurso para ser protagonista de un anuncio de McDonald’s. Carlos Saura la vio y se enamoró de ella, por lo que le ofreció un papel en El Dorado, una cinta que no tuvo gran éxito ni de crítica ni de espectadores.

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Con 15 años ya era una supermodelo

Tres años después le llegaría la gran oportunidad. Siendo aún una adolescente, Inés ganaba el concurso de belleza de la agencia Elite y firmaba un contrato con ellos que la lanzaría a nivel internacional. Pero ella quería terminar sus estudios y así lo hizo. Eligió París y la Universidad La Sorbona para estudiar Filología Francesa y compaginaba los libros con las fotos y los desfiles para los diseñadores y fotógrafos más prestigiosos del planeta. Firmó contratos con Max Factor, Vivelle, Chaumet y desfiló para Chanel, Vivienne Westwood, Gaultier o Paco Rabanne. Además, llevó a cabo un tiempo de prácticas en la Unesco. Pero el cine siempre le gustó y volvió a probar suerte en la gran pantalla. "La publicidad me permite no tener que hacer 15 películas para vivir como quiero", dijo en una ocasión.

Hizo una película con Antonioni titulada Beyond the clouds, rechazó los guiones de El Amante (de Jean-Jacques Annaud) y El Cartero y Pablo Neruda (de Michael Radford) y en 1996 sucedió a Isabella Rossellini como imagen del perfume Trèsor de Lancôme, marca con la que firmó un contrato multimillonario de tres años cuyas campañas llevaba a cabo al mismo tiempo que se mostraba al mundo como embajadora de Unicef. En 1997 fue una de las protagonistas del Calendario Pirelli, una espectacular foto desnuda que dio la vuelta al mundo.

Con 24 años, Inés estaba ya en lo más alto e Italia y Francia se fijaron en ella. Protagonizó Il testimone dello sposo de Pupi Avati, la serie sobre El conde de Montecristo al lado de Gerard Depardieu (con quien repitió en la película Vidocq), varias cintas en Bulgaria y Argentina y fue elegida para presentar el Festival de San Remo en febrero de 2000 donde logró convertirse en una de las caras habituales de la televisión italiana en esos años. Siguió formándose y se graduó en Literatura Medieval. Su último film fue en 2007 a las órdenes de Pupi Avati, una cinta titulada La cena per farli conoscere.

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Se casó en 2006 con Alex Corrías

Inés siempre quiso huir de ser portada de las revistas del corazón, pero su creciente éxito en el mundo de la moda hizo que le fuera imposible. Mantuvo un romance con un entonces desconocido Colate Vallejo-Nájera en el año 2000 y más tarde se la relacionó con Antonio Fournier Conde y antes de ellos había salido con el aventurero inglés Giles Thorton, que falleció asesinado en 1998 y supuso un gran varapalo para Inés. Las campanas de boda sonaron durante su relación con el empresario belga Michael de Maleingram en 2002, pero la historia no llegó a buen puerto e Inés inició una nueva relación con otro inglés, Nick Taylor con el que apenas duró un año. Una de las grandes aficiones de Inés es el golf y el ‘culpable’ de inculcarle esa pasión fue el golfista Juan Andrés Vizcaya con el que salió varios meses.

Uno de sus grandes amores fue Alex Corrías, empresario de la comunicación italiano del que era amiga desde hacía diez años, que logró llevar al altar a la vallisoletana. Se casaron en Londres el 8 de abril de 2006 y lo hicieron por sorpresa, ya que nadie sabía de su historia de amor. El ‘sí, quiero’ se lo dieron en Little Oratory, lugar conocido como ‘la iglesia de los españoles’, en Brompton Road, una de las zonas más chic de la capital británica, ante 80 invitados y fue oficiado por el padre Alexander, gran amigo de la novia.

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Inés, que entró del brazo de su padre, lució un vestido diseñado por Alberta Ferretti, un maravilloso vestido de corte imperio blanco en organza, seda y encaje, y fue peinada por Richard Dalton, peluquero de Lady Di. Entre los invitados estuvieron Blanca Suelves y su marido Ioannes Osorio, Elena Cué o Marella Rossi, hija mayor del anticuario francés Jean-Marie Rossi, gran amiga de Inés de sus años en La Sorbona. Tras la boda, novios e invitados se trasladaron al prestigioso Club 22, situado en la Sportman Square, donde tuvo lugar el almuerzo.

Pocos meses después de su boda venía al mundo su único hijo Diego y apenas un año más tarde Inés y Alex se divorciaban. "Vino así. Uno se apaña con lo que tiene. Yo tengo una relación buena con Alex Corrías, eso nadie me lo quita. Por supuesto que me hubiese gustado no estar sola. Creo que mi exmarido aprenderá a ser un padre por el bien del niño, porque es lo más precioso”, decía en la entrevista concedida a Vanity Fair.

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Soltera y sin compromiso

Centrada en su faceta como madre, instalada en París con su hijo y dedicada a hacer campañas de imagen de lo más selectas, Inés mantuvo después varios romances. Salió con el actor francés Gregory Reznik, con el presentador y productor de televisión Jean-Luc Delarue hasta 2010 y con el músico también francés Gabriel Grégorie, entre otros. Los 40 años los cumplió al lado del empresario italiano Michele Alfano, un maderero con el que vivió una historia de amor de varios años desde 2012 hasta 2017. Posteriormente se enamoró del economista Estanislao de Aranzadi y en los últimos tiempos se ha relacionado a Inés con el empresario Jorge Pardo, aunque ella aseguraba en marzo que estaba soltera y sin compromiso. Ahora Inés emprende una nueva etapa en Madrid y lo hará con la misma ilusión con la que siempre ha afrontado los cambios en su vida.

No tiene relación con su hermana

Inés tiene una hermana tres años menor que ella llamada Candelas. Abogada especializada en cuestiones mercantiles internacionales, Candelas también ha lanzado al mercado varias colecciones de joyas y ha participado como tertuliana política en varios programas de Telemadrid e Intereconomía. Siempre discreta, poco se sabe de la vida personal de la hermana de la modelo vallisoletana. Mantuvo una relación de dos años con Marcos de Quinto, expresidente de Coca-Cola y exdiputado en el Congreso por Ciudadanos. Con él estuvo desde 2011 (cuando De Quinto rompió con la periodista Teresa Viejo) hasta 2013. Candelas tiene dos hijos fruto de su matrimonio con el empresario y promotor inmobiliario Enrique López Granados.

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Las dos hermanas hace años que no mantienen relación y solo saben la una de la otra por medio de sus respectivos hijos que sí que tienen contacto. La propia Candelas lo contaba en 2014 en una entrevista concedida a LOC. “Con Inés tengo una distancia absoluta desde hace muchos años, no sólo territorial, sino personal. Ha pasado tantos años… Es una relación que se ha ido enfriando. Una se fue para un lado y yo para otro. Inés se quedó mucho en Francia y yo mucho más en España. También tenemos gustos opuestos. Ella veranea en el sur de España y a mí me gustan las Baleares. A mí me gusta Londres y a ella, París. Somos bastante blanco y negro en cuanto a gustos”, explicaba la diseñadora y abogada. Además, con sus padres tampoco mantiene más que un contacto cordial. “Siempre hemos sido una familia desmembrada”, añadía en la citada entrevista.

En abril de este año, la hermana de Inés, que es muy activa en Twitter, explicaba en sus redes sociales que se había contagiado de Covid19. “Me levanté con fiebre y mala respiración, me faltaba aire, sobre todo lo del aire que era clarísimo, me mandaron a casa con la medicación hidroxicloroquina, azitromicina, paracetamol, vitamina C y líquido sin parar, a ver qué tal”, escribía.

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Golf, ópera y arte, entre sus pasiones

Educada en un ambiente exquisito, Inés Sastre siempre ha destacado por elegir muy bien sus trabajos o los eventos en los que en contadas ocasiones se deja ver. El golf es una de sus grandes pasiones y Sotogrande es el lugar elegido por la modelo para practicarlo cada verano. En la urbanización gaditana, Inés tiene una casa desde el año 2005 donde disfruta junto a su hijo de las vacaciones estivales y del mundo de los caballos y la natación, otros dos de sus hobbies. Además, el arte (y sobre todo la pintura de Picasso y Velázquez) se encuentra entre sus aficiones y parece haber heredado esta pasión de su madre, que fue la editora del catálogo de pintura del Museo del Prado.

Lectora desde que era una niña de los cómics de Tintin, se pierde por un buen plato de pasta, por las rosas, los coches ingleses y por los rubíes como piedra preciosa. Inés ha recorrido medio mundo por su trabajo y por gusto, pero París siempre ha sido su ciudad favorita junto con Londres. La música clásica y, en concreto, la ópera italiana es lo que más le gusta para desconectar del estrés diario, le encanta estar en pijama en casa y se queda con los grandes clásicos del cine como Muerte en Venecia.

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