Si tu objetivo para este verano es perder peso sin perder la paciencia, te podemos ayudar. Para empezar bien, comienza por desterrar de tu mente falsos mitos sobre dietas y adelgazamiento que están lastrando el resultado que obtienes cuando te subes a la báscula. A cambio de dejar de creer en mágicas curas detox, pasarte el día contando calorías y realizar dietas tan rápidas como peligrosas te ofrecemos las soluciones que sí funcionan para adelgazar casi sin darse cuenta, por ejemplo, acelerar el metabolismo, dejar de pensar que para perder peso hay que pasar hambre y hacer una remodelación de nuestros hábitos de consumo y ante la mesa. Aquí tienes todas las claves para conseguirlo.
1. Mide el tamaño de las raciones con tu propia mano
No solo importa lo que comes, sino también el tamaño de las raciones y la proporción de las mismas. La palma de tu mano te servirá de guía para saber cuándo estás comiendo demasiado. Para que un plato sea equilibrado debe contener una ración de proteína del tamaño de la palma de tu mano; una fuente de hidratos de carbono (que no sean simples, por ejemplo, cereales integrales) del tamaño de tu puño y verduras en la cantidad equivalente a dos puños. Las fuentes de grasa redúcelas al tamaño de tu pulgar.
2. Bebe más agua
Y no solo porque estemos en agosto y hasta arriba de calor, sino porque es la forma más sencilla de consumir menos calorías diarias. así lo comprobó un estudio que analizó la dieta de 18.000 personas: aquellas que tomaron tres vasos de agua más diarios tomaron 250 calorías menos al día.
3. No renuncies a lo que te gusta
Cambiar de hábitos es la clave para conseguir perder peso, pero para cambiar de hábitos hace falta tiempo para que los nuevos comportamientos saludables que van a conseguir que desaparezca la grasa que no queremos en nuestra tripa se conviertan en un verdadero hábito. Y eso no se consigue solo con fuerza de voluntad y a golpe de motivación, sino siendo constantes y conscientes de por qué comemos lo que comemos y concediéndonos un 10% de calorías de indulgencia.
Para llevar una dieta sana deberías conocer por qué la que has hecho hasta ahora no lo es. Una buena manera de aprender esto es hacer un registro de todo lo que comes al cabo del día durante el mes y después analizarlo para ver las pautas. ¿Tu deseo de dulce se dispara con la llegada de la regla? ¿Cuando estás estresada tu copita de vino ocasional se convierte en tu compañera en todas las comidas del día? Conocer los puntos débiles de tu dieta te ayudará a ser constante y eludir la ingesta impulsiva de alimentos con cero nutrientes y muchas calorías.
Dicho esto, si para ti el chocolate es el placer máximo y no puedes sobrevivir al fin de semana sin tomarte una cervecita bien fría, hazlo. Pero incluyendo estos caprichos ocasionales en tu régimen de comidas, reserva para ellos un 10% de las calorías semanales (nunca más de esa cantidad) y disfrútalos cuando más los necesitas.
4. Incluye fibra en todas tus comidas
Si quieres quemar grasa y bajar peso te toca mimar tu intestino y no hay mejor forma de hacerlo que incluir en tu dieta toda la fibra que necesitas. En general, tomamos mucha menos fibra de la recomendada (deberíamos tomar de 25 a 30 gramos diarios y no llegamos ni a 13) y eso hace que el intestino no pueda absorber los nutrientes correctamente y tengamos hambre más a menudo. Un problema que se soluciona fácilmente incluyendo en todas tus comidas alimentos ricos en fibra (frutas, verduras, cereales integrales y legumbres). Y si añades a la ecuación alimentos ricos en Omega-3, mejor que mejor.
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