Viggo Mortensen, Premio Donostia 2020: 5 razones por las que le amamos

Viggo Mortensen, ese danés nacido en Nueva York pero criado en Argentina y afincado en España, es el Premio Donostia 2020 que reconoce una carrera cinematográfica de fondo que acaba de redondear con su primera película como director, ‘Falling’. La presentará en el Festival de San Sebastián (del 18 al 26 de septiembre, manteniendo el tipo -cruzamos los dedos- frente al coronavirus) después de haber pasado por Sundance y de que la esperen en Cannes.

Viggo Mortensen tiene 61 años (cumple 62 en octubre) y sigue añadiendo facetas a su oficio de artista, que ya tenía muchas caras: actor, por supuesto (desde 1984, tres veces nominado al Oscar sin conseguirlo; tampoco se llevó el Goya por ‘Alatriste’), músico y cantante (participó en la banda sonora de ‘El señor de los anillos’), poeta, pintor, fundador de una editorial, Percival Press, hincha del San Lorenzo (comparte equipo de fútbol con el Papa Francisco)…

Hay muchas razones por las que Viggo Mortensen nos enamora, pero aquí resumimos nuestras 4 favoritas:

Su (más de una) década de amor con Ariadna Gil

Viggo Mortensen y Ariadna Gil se conocieron rodando ‘Alatriste’… Y lo que une Pérez Reverte no lo separa nadie. Ni siquiera David Trueba, por entonces marido de Gil, al que le costó un poquito más asumir la ruptura porque ni siquiera él podía odiar a Mortensen: «Es muy guapo y muy rico y hasta tiene los ojos azules. El problema es que el hijo de perra es un tipo estupendo, una persona buenísima y un actor cojonudo. ¿Cómo quieres que me cague en él?». Palabras de Trueba según su gran amigo Javier Cercas, que escribió un relato sobre este triángulo amoroso.

Ariadna Gil y Viggo Mortensen llevan una década juntos y es mucho más fácil verlos paseando por Madrid, donde viven, que posando en una alfombra roja. La primera vez que lo hicieron fue en los Oscar 2019, cuando él competía con ‘The Green Book’. Allí también estaba el hijo de él, Henry, de 31 años y fruto de una relación anterior. Gil también tiene dos hijos junto a Trueba, Violeta y Leo (23 y 19, respectivamente). Todos se llevan de maravilla entre ellos.

El hecho de que se inventara de quién iba vestido en las alfombras rojas

La clásica pregunta que muchos (especialmente muchas) intérpretes detestan en las alfombras rojas de cine: ¿De quién vas vestido? Mortensen explicó en el late night de James Corden en la CBS que cuando surge la cuestión responde con nombres de jugadores argentinos históricos, algunos de ellos ya muertos, que solo reconocen los hinchas de su equipo o los eruditos del deporte.

Cuando se rompió el pie siendo Aragorn (y la toma se quedó en la película)

En ‘Las dos torres’, la segunda parte de la trilogía de ‘El Señor de los Anillos’ estrenada en 2002, Viggo Mortensen demostró su compromiso con la interpretación. Aragorn se encuentra con una pila de cadáveres calcinados, y al darle un punta pie lleno de ira al casco de un soldado muerto cae al suelo de rodillas y lanza un alarido estremecedor. Aunque no dudamos de que hubiera quedado igual de bien si hubiera estado actuando, ese grito fue tan real como los dedos del pie que se rompió frente a las cámaras. Así que, cada vez que veas esa escena de ‘Las dos torres’, brinda por Viggo.

Cuando se negó a ceder el simbolismo de Aragorn, su personaje, al partido de extrema derecha Vox

Santiago Abascal, líder de Vox, quiso sumarse al universo meme compartiendo en Twitter una imagen en la que Aragorn, identificado con Vox, se enfrentaba a una orda de enemigos personalizados como varios medios de comunicación, partidos políticos y organizaciones sindicales que no son del agrado del partido político.

A Viggo Mortensen este uso de su personaje no le gustó en absoluto, y no dudó en decirlo públicamente en una carta al director que publicó el diario ‘El País’: «Hay que ser bastante ignorante para pensar que el uso del personaje de Aragorn de la trilogía cinematográfica ‘El señor de los anillos’ para promover la campaña electoral de un partido xenófobo de ultraderecha como Vox sería una buena idea». Ahí es nada.

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