Ayer Kate Middleton regresó a la televisión británica para conocer a tres familias que forman parte de una iniciativa solidaria de la BBC llamada Tiny Happy People, dedicada a la educación online infantil en estos tiempos de crisis sanitaria.
Y aunque en su aparición lo primero que llamó la atención fue su nuevo y veraniego peinado; la duquesa de Cambridge conquistó definitivamente a los espectadores desvelando durante su charla algunos datos inéditos sobre cómo ella y su marido, el príncipe Guillermo, están llevando la educación en casa de sus hijos.
Más en concreto, cómo se las ven y se las desean para que el caos no reine en casa y tanto George como Charlotte como Louis cumplan los horarios establecidos, especialmente los de comida.
“Mis hijos son un pozo sin fondo. Me siento como una máquina de vending”, afirmó Middleton, que explicó que para evitar que coman a deshoras ambos han aprovechado el confinamiento para enseñar a sus pequeños a cocinar. “Últimamente les ha dado por asaltar la cocina y la dejan llena de harina y chocolate por todas partes”, explicó.
Aunque no es a controlar su apetito lo que más está costando controlar a Kate y a Guillermo. Hay un término que los adultos tenemos muy asumido, el de la distancia social, que uno de sus hijos, Louis, no termina de entender del todo. Pero claro, ¿cómo le explicas esto a un niño de dos años?
“Louis no entiende qué es eso de la distancia social. Cada vez que salimos de paseo quiere abrazar a todo el mundo, especialmente a cualquier bebé que sea más pequeño que él”, reveló Middleton. Aunque lo cierto es que esto no debería ser un problema que les quite el sueño. Si hay una familia acostumbrada a mantener las distancias, incluso entre ellos, es la familia real británica. Aunque solo sea por protocolo, el espacio entre ellos y cualquier ser humano siempre va a estar garantizado.
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