A lágrima viva. Así es como se mostraba Tamara Gorro en la última batería de vídeos colgados en sus ‘stories’ de Instagram. Fiel a esa naturalidad con la que se enfrenta a la cámara y a mostrarse sin recovecos ante sus ‘followers’, la ‘influencer’ se rompía ante una mala noticia de la que no daba mayores detalles, lo que provocaba que la preocupación fuera en aumento.
«Comienzo eso que tan poco me gusta, que no quiero hacer. Me produce sentimientos encontrados pero sobre todo uno. La semana que viene lo entenderéis», comenzaba Tamara, que dejaba caer que dentro de unos días desvelará el misterio detrás de este sofocón. «¡Qué llorera! Pero bueno, yo creo que muchos ya os lo imagináis. Lo sabéis, me provoca mucha pena. Qué mierda es muchas veces la vida», añadía.
Qué mierda es muchas veces la vida»
«Ya me conocéis, sabéis que no tengo filtros. Si me apetece llorar lo haré y si me apetece reír también. Así es la vida, así somos las personas y lo mejor es mostrarse así», terminaba Gorro, que es cierto que nunca ha escondido sus sentimientos y emociones en unas redes sociales en las que ha encontrado, muchas veces, el refugio ideal para el desahogo.
Lo cierto es que las especulaciones llevan hasta la conclusión de que el asunto tiene que ver con el futuro profesional de su marido, Ezequiel Garay, que ha mantenido un pulso público con el que aún es su equipo, el Valencia. El próximo martes es 30 de junio, fecha de finalización de los contratos en el mundo del fútbol, y sin acuerdo por su renovación, todo apunta a que la familia tendrá que hacer las maletas.
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