Decía Truman Capote que cuando Dios entrega un don también entrega un látigo. En el caso de Ruth Lorenzo (Murcia, 1982), su voz, acompañada de un talento innato para la música, es el don que no duda en proteger contra viento y marea. Confiar en su visión y defender su criterio le ha generado grandes quebraderos de cabeza al desafiar a la industria musical. Por el camino, ha tenido que sacrificar algunos de sus proyectos musicales, pero no duda al reivindicar su propia libertad cuando afirma que los artistas no son “marionetas ni monigotes”. Tiene claro que su voz importa, y no solo a la hora de cantar. “Cuando se invierte en un artista, automáticamente se entiende que has comprado un ser humano. Y no se compra a una persona, financias un trabajo artístico. A ese artista le puedes aconsejar en qué dirección debe ir, pero si tiene una visión clara, es como un pintor, cuando un pintor tiene un tipo de trazo no puedes plantearle otra cosa”, apunta.
El pasado noviembre, Lorenzo cumplió 40 años subida a un escenario. Aquel concierto celebrado en el madrileño Teatro Eslava fue un momento clave en su carrera. Su respuesta al revés que sufrió cuando el que iba a ser su tercer álbum, Crisálida, quedó finalmente guardado en un cajón para siempre. “Mi primera abogada en la industria musical me enseñó que necesitaba un manager que me protegiera de la discográfica y un abogado que me protegiera del manager y la discográfica –explica Lorenzo–. Si mi manager, mi abogado y mi discográfica vinieran del mismo lado, habría un conflicto de intereses. En mi caso, eso es lo que sucedió y por eso mi disco no pudo salir a la luz. Yo quería defender mis intereses y en el lado contrario había un conflicto contra esto”, sentencia. Y aunque sacrificó aquel trabajo por mantenerse fiel a sí misma, quiso compartir las canciones en directo con su público. Un golpe en la mesa que remató en pleno concierto con un simbólico gesto: se cortó la melena de un tajo. Un guiño por la libertad de las mujeres de Irán, pero también para “alzar la voz contra la esclavitud de la mujer” en el mundo. El significado de este corte de pelo en directo también conectaba con la experiencia de Ruth Lorenzo: “Me habían dicho muchas veces que había que endulzar mi imagen y llevar el pelo largo. Que tenía mucha personalidad y carácter y eso no gustaba”.
A lo largo de la conversación, se suceden los anglicismos, una prueba del bilingüismo de Ruth, que vivió en Estados Unidos desde los nueve años hasta la adolescencia. “A los 16 años volví a España y con 25 me fui a Reino Unido, donde estuve seis años”. Fue en aquel país donde se fraguó su éxito gracias al fenómeno The X Factor. Era 2008 y el jurado del programa, se quedó impresionado con la actuación de Ruth Lorenzo cantando Purple Rain. El vídeo donde versionaba la famosa canción de Prince alcanzó la viralidad antes de
la eclosión de las redes sociales. De la noche a la mañana, Lorenzo se convirtió en una celebridad en Reino Unido y en su vida comenzaron a ser normales situaciones propias de una estrella del rock: “Me llegó a sacar la policía de restaurantes por la puerta de atrás, cerraron tiendas porque se aglomeraba la gente en la puerta. […] Viví un shock muy grande”, rememora sobre su brusca salida del anonimato. Tras el boom del programa musical, Ruth Lorenzo se enfrentó por primera vez a la realidad de la industria.
Le propusieron hacer lo que ella denomina ‘música chicle’. Es decir, hits. “La música comercial está muy bien, pero yo apostaba por una carrera más longeva a nivel artístico, no tanto de tener hits. Para mí, mi sueño es tener 80 años y estar en un escenario cantando y dándolo todo”, puntualiza.
NUEVOS COMIENZOS
La versión de Purple Rain fue el comienzo de todo y ahora, 15 años después, el destino ha querido que Lorenzo debute como presentadora en un programa musical donde los concursantes deben versionar temas musicales: Cover Night, el nuevo talent de TVE, con Miguel Bosé, Juan Magán, Chanel y Mónica Naranjo como jurado. Sobre esta nueva faceta profesional, reconoce que “presentar es otro mundo” y ser disléxica y bilingüe no ayuda. “La dislexia y el cue [teleprónter] no se llevan bien, tengo pánico a leer en público”, confiesa. El otro gran proyecto de la cantante se materializará el 31 de marzo. En esa fecha se lanzará el EP La Reina, donde Lorenzo se reafirma en la idea de transitar su propio camino, aunque el recorrido entrañe mayor dificultad que si siguiera el itinerario marcado por la industria. El EP está formado por cuatro canciones y cada una de ellas encapsula un mensaje poderoso. Libre fue el primer single del EP y según Lorenzo el tema se concibió como “una declaración de intenciones para decir soy solo mía, no soy tuya ni de nadie más”. Completan el proyecto los temas Reina (“donde cabe todo tipo de mujer y todo tipo de persona que crea en la igualdad, independientemente del género”), Tœ (acerca de “a quién decides amar, no porque se te imponga cómo has de amar”) y Woman (el único tema en inglés, “la canción más rebelde”, apostilla Lorenzo).
La murciana atraviesa una etapa personal positiva, después de largos años luchando contra la anorexia y la bulimia. Al abordar el tema, Lorenzo se vuelca, consciente de la importancia de contar su experiencia para ayudar a quienes están pasando por lo mismo, con sus palabras busca acompañar y asegura que “hay mucha soledad en las enfermedades mentales, y el trastorno de la alimentación es una enfermedad mental”. Lorenzo sufrió anorexia y bulimia “desde los nueve años hasta los treinta y algo”, los últimos “con un pie fuera y con un pie dentro, pero sin estar realmente bien”. Durante años pensó que la enfermedad nunca desaparecería, pero hoy expresa orgullosa que sus «trastornos de la alimentación están completamente curados”. E insiste en la necesidad de tener referentes: “En mi caso, cuando era más joven, yo tenía a Espido Freire. Recuerdo que habló de la bulimia en un programa. El sentirte identificada no tiene que ver con tener un role model, sino con ver a alguien que puede salir adelante. Cada vez que me preguntan cómo me recuperé digo que con mucha terapia, paciencia y amor. Y la familia es clave. El trastorno de alimentación no se cura de un día para otro”. Con Eurovisión en el horizonte (la final se celebrará el 13 de mayo en Liverpool), es inevitable preguntar a Ruth Lorenzo, icono eurovisivo desde su participación en 2014, por Blanca Paloma, la candidata española de este año. “Blanca tiene una propuesta hermosa, visualmente va a ser bellísima y musicalmente está a la altura de lo que representa España. No sé en qué puesto quedará, pero sí sé que va a generar una imagen potente”. Su pasado como una celebridad en Reino Unido y su paso por Eurovisión formarán siempre parte de su vida, pero Ruth Lorenzo solo quiere vivir el presente: “Me siento aquí y ahora. Estoy en el mejor momento de mi vida porque me siento presente”.
PELUQUERÍA Y MAQUILLAJE: PAULA SOROA (TEN AGENCY). PRODUCCIÓN: BEATRIZ MARTÍNEZ VELASCO. ASISTENTES DE FOTOGRAFÍA: EDWIN CANO Y ÁNGEL JIRO. ASISTENTE DE ESTILISMO: DIEGO SERNA.
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