La familia real jordana está preparando los últimos detalles para celebrar este fin de semana la boda de la princesa Iman, que dará el ‘sí, quiero’ al financiero Jameel Thermiotis este domingo 12 de marzo. Solo unos días antes, Rania de Jordania ha celebrado junto a su hija la fiesta de la henna, un ritual que bendice a la novia antes de casarse y abandonar la casa de sus padres. Una ocasión para la que la princesa Iman ha lucido un detalle muy especial: el cinturón que adornaba el vestido de novia de Rania.
La princesa Iman escogió para esta gran noche rodeada de mujeres un vestido blanco de la firma Reema Dahbour, de cuerpo ajustado con cuello redondo y mangas acampanadas y falda larga con un ligero vuelo. Un precioso vestido con incrustaciones joya al que dio un toque muy especial recuperando el cinturón del vestido de novia de su madre.
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Rania de Jordania ha compartido en su cuenta de Instagram varios imágenes tanto de la fiesta como de los momentos previos. Y en una de las fotos se la ve ajustando el cinturón a la cintura de su hija, en un instante cargado de emotividad. Una fiesta en la que Rania ha apostado por una favorecedora combinación de colores, el rosa chicle y el color burdeos, luciendo un vestido rosa largo con un abrigo túnica con bordados y manga francesa.
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El vestido de novia de Rania de Jordania
El cinturón que ha lucido la princesa Iman para la fiesta de la henna lleva casi 30 años en el armario de su madre. Rania se casó con el rey Abdalá el 10 de junio de 1993, tras un noviazgo de un año. Para su gran día, Rania lució un vestido hecho a medida del diseñador británico Bruce Oldfield, uno de los favoritos de Diana de Gales.
El vestido de novia de Rania, realizado en seda salvaje, destacaba por sus grandes volúmenes y por la chaqueta ajustada de manga corta y solapas decorada con brocados dorados y flores bordadas que incorporaba el vestido así como por el cinturón ancho también con detalles joya y una gran hebilla circular dorada.
La novia completó el look con unos pendientes de perlas y brillantes y lució un moño alto con un largo velo. Un traje nupcial profusamente decorado que bebía de las influencias orientales y llevaba la firma de un diseñador británico. A la espera de saber si su hija se inspirara de alguna manera en el vestido de novia de su madre, lo que sí ha hecho es recordar aquel gran día luciendo por primera vez el cinturón más especial de la historia de las bodas reales.
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