En 1995, tras más de veinte años de matrimonio, la actual duquesa de Cornualles y su primer marido, Andrew Parker Bowles, decidieron divorciarse. En el comunicado con el que anunciaron su ruptura, explicaban que, aparte de su estrecha amistad y los dos hijos que tenían en común, había ya muy poco que les uniera como marido y mujer, aunque para entonces todo el mundo sabía que en su decisión había influido mucho más que una falta de intereses comunes. Apenas un año antes, el príncipe Carlos había confesado en una entrevista televisada su relación extramatrimonial con Camilla y su consecuente infidelidad a la princesa Diana, a quien tampoco le pilló de nuevas la noticia del divorcio de los Parker Bowles.
“Éramos tres en el matrimonio, así que estaba un poco abarrotado”, declararía la princesa poco después. Tenía razón, aunque el affaire entre Carlos y Camilla tenía muchas más aristas. Si la duquesa de Cornualles le era infiel a su marido con el príncipe de Gales, Andrew había encontrado la compañía de la paisajista Rosemary Pitman, una amiga del matrimonio que en 1991 se había divorciado de su primer marido.
Solo tras el divorcio de los Parker Bowles ese ambiente cargado del que hablaba Diana para referirse a su matrimonio comenzó a ventilarse. Al año de romper su matrimonio con Camilla, Parker Bowles se casó con Rosemary. Ese mismo año, firmaban su divorcio los príncipes de Gales y quedaba allanado el camino para el amor de Carlos y Camilla, a cuya boda en 2005 asistieron tanto Andrew Parker Bowles como su esposa.
Menos afortunado, sin embargo, fue este último matrimonio. En 2010, fallecía de un cáncer Rosemary Pitman (entonces Parker Bowles) a los 69 años de edad, dejando huérfanos a tres hijos y viudo a Andrew Parker Bowles. Camilla asistió al funeral para arropar a su exmarido y, viéndolos despedirse tiernamente con un beso en la mejilla, quedó claro para todo el mundo lo estrecha que seguía siendo su amistad.
También es buena la relación de Andrew Parker Bowles con la familia real británica, a quien frecuenta desde niño por la amistad que tuvieron sus padres con la Reina Madre, una de sus madrinas de bautismo.
Retirado desde 1994 como brigadier del ejército británico y dedicado en la actualidad a su empleo como director de la promotora inmobiliaria Harcourt Developments, a sus 80 años Andrew Parker Bowles suele coincidir en las carreras de caballos con la princesa Ana, con quien durante su juventud tuvo un breve romance. Los antiguos novios, sin ir más lejos, disfrutaron juntos de las carreras de Cheltenham el pasado mes de marzo. Su encuentro fue noticia porque apenas unos días después el exmarido de Camilla dio positivo en Covid-19, pero aquella fue una de las pocas veces que el nombre de Andrew Park Bowles saltó a los titulares. El antiguo brigadier jamás ha contribuido a alimentar el culebrón de los Windsor, una discreción que la familia real británica ha premiado invitándole a algunos de sus encuentros familiares.
En 2000, por ejemplo, Parker Bowles fue invitado a la gran fiesta que la familia real dio en el castillo de Windsor con motivo del 100º cumpleaños de la Reina Madre, los 70 años de la princesa Margarita, los 50 de la princesa Ana, los 40 del príncipe Andrés y los 18 del príncipe Guillermo. Camilla, por el contrario, aún no era bien recibida en la familia real y no estuvo invitada. Aún era una de las mujeres más odiadas de Reino Unido.
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