Pocos, muy pocos matrimonios logran divorciarse de forma amistosa y sin causar dolor añadido a la ruptura misma. De hecho, cuando solo una de las partes está decidida a volar libre, la otra suele quedar en una situación complicada que puede generar resistencias, dificultades y hasta enfrentamientos. Se necesita mucha empatía e inteligencia emocional para gestionar estos momentos, sobre todo si la exposición de la pareja es máxima, como le sucede a Enrique Poncey Paloma Cuevas. De hecho, en loa casos de divorcio de famosos no solo conviene tener clara la estrategia legal, sino también la social (la relación con los amigos) y la digital. Pensar y acordar cómo reaccionar en Instagram es fundamental, porque un paso en falso ante el gran público de las redes puede echar al traste un acuerdo complicado o enturbiar la negociación.
Aunque la mecánica de las redes sociales induce a pensar que son espacios intrascendentes, espontáneos y con un punto frívolo, lo cierto es que se han convertido en el puntal de construcción del ‘personal branding’ y la reputación de los famosos y microfamosos. De hecho, las nuevas generaciones que ya se han socializado en tiempo de redes controlan milimétricamente sus apariciones públicas, lo que muestran y lo que no y cómo se conducen. Solo los muy niños o los adultos que hemos llegado tarde a este medio de comunicación podemos caer en el error de considerar Instagram un lugar donde volcar nuestros estados emocionales, sin filtros. Con más razón en el caso de Enrique Ponce, observado ahora mismo por millones de personas y no pocos periodistas que amplifican cada uno de sus pasos.
Este puede ser un buen momento para contratar a un ‘community manager’: gestionar las redes sociales no es tan fácil como parece si te has convertido en una figura pública masivamente observada. Al borrar las fotos de Paloma Cuevas y dejar de seguirla en Instagram, Enrique Ponce le hace saber al mundo que no quiere tener ningún tipo de comunicación con su ex y que, además, quisiera borrarla de su historia personal. Protege su romance con Ana Soria, pero no su desamor con Paloma Cuevas, que se convierte en una guerra pública.
Este gesto no le va a salir gratis, no ya en el terreno personal que solo atañe a la ex pareja, sino en el reputacional.: movimientos tan agresivos no tienen una buena lectura desde la opinión pública. Sobre todo en un ambiente como el suyo, en el que el respeto a la familia es un valor importante. Si, por el contrario, Ponce lo entiende como un gesto de amor hacia Ana Soria no puede estar más desacertado: nadie le puede asegurar a la jovencísima influencer que dentro de un tiempo no vaya a ser ella la borrada.
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