Ha pasado poco más de mes y medio desde que Paz Padilla recibiera en directo la noticia de que iba a dar las Campanadas junto a Jesús Vázquez en Telecinco y recibiera la llamada de su madre, que entraba en ‘Sálvame’ para darle unas indicaciones para que no se equivocara. No era algo excepcional. Doña Lola ya había llamado alguna vez más para sorprender a su hija mientras presentada el programa.
Ayer, la vida de la humorista se partió en dos. Doña Lola, tras varios días ingresada después de fracturarse la cadera y de las complicaciones derivadas de la cirugía de la misma, fallecía a los 91 años en un hospital de ese Cádiz que la vio nacer y criar a su familia. Paz, se derrumbaba. La relación entre madre e hija era de lo más especial.
Las fotos de la presentadora en el tanatorio, hablan por sí solas. Derrumbada, buscaba el consuelo de sus allegados en cada uno de losabrazos que recibía a modo de refugio para intentar superar uno de los mazazos más duros e inesperados que le tenía preparado la vida.
Junto a ella, por supuesto, Anna Ferrer, su hija. La ‘influencer’ también había dado muestras sobradas de unión a su abuela, colgando divertidas instantáneas en las redes sociales junto a ella. Como esa de su último cumpleaños en el que doña Lola, de quien Padilla heredó el sentido del humor, colocaba las velas del revés para celebrar que cumplía 19 años.
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