el próximo 16 de octubre, Carmen Sevilla, cumplirá 90 años, en la residencia Sanyres donde desde hace años lucha contra la enfermedad del olvido. Coincidiendo con su cumpleaños, Manu Sánchez, natural de Puente Genil (Córdoba) y su modisto de cabecera e íntimo amigo, charla para Hoy Corazón y nos cuenta cómo fue su último encuentro y su relación personal y profesional durante más de una década.
Hoy Corazón ¿Cómo conoció a Carmen Sevilla?
Manu Sánchez Cuando yo llegué a Madrid empecé a trabajar en la agencia Eclipse, de Garbiñe Abásolo y organizábamos desfiles, luego colaboré para otros modistos, hasta que me puse por mi cuenta. En un evento conocí a Carmen y le dije que me gustaba mucho como actriz y que me gustaría vestirla. Me dio su teléfono, la llamé y estuve en su casa. La conocí, pero no llegue a vestirla. Mi relación más estrecha fue a raíz de morir Vicente Patuel.
H.C. ¿Le llamó ella?
M.S. Sí, me dijo “ven mi niño”. Y cuando fui a verla estaba en la cama acostada porque no quería levantarse porque estaba muy triste por la pérdida de Vicente. Yo conseguí que lo hiciera y se lavara la cara y las manos. Esa anécdota no se me olvida, la animé.
Manu comenzó a vestirla para grandes eventos y para sus apariciones en televisión en su última década. Muchos de los trajes de fiesta que el modisto le hizo los lucía luego en ‘Cine de Barrio’. A partir de ahí entablaron una gran amistad y él no olvida que le ayudó en sus comienzos.
H.C. ¿Se dejaba aconsejar Carmen?
M.S. Sí, ella se mantenía siempre fiel a su estilo de chaqueta o cuerpos con faldas porque estaba gordita.
H.C. ¿Tenía algunos colores favoritos?
M.S. Le gustaban mucho los fucsias, el rosa y los rojos. Yo le llevaba las telas a su casa y la probaba allí para que no se tuviera que desplazar.
H.C. ¿Cuándo fue la última vez que se vieron?
M.S. Antes de ingresarla iba dos o tres veces a la semana a verla a su casa. Cuando te veía te reconocía y se alegraba, pero no te ubicaba. Luego fui a la residencia nada más ingresó, pero no he vuelto porque prefiero mantener el recuerdo y la imagen de ella como era cuando la conocí.
H.C. ¿Fue generosa con usted?
M.S. Mucho, tantas personas que han hablado de ella que si era tacaña y conmigo ha sido súper generosa. Me pagaba los trajes enseguida y me invitaba mucho a cenar o a comer. Siempre quería pagar ella.
H.C. ¿Y le hizo regalos?
M.S. Conmigo ha tenido detalles de regalarme muchas joyas suyas en ocasiones especiales. Para mí fue un detallazo por el valor sentimental. Pero no solo me lo hizo a mí, lo hizo con otras muchas personas
H.C. ¿Tiene relación con su hijo Augusto?
M.S. Nunca la he tenido. La verdad es que nunca he coincidido con él en su casa. Y mira que he ido veces. Allí me encontraba mucho con su hermano Pepito, su cuñada y su sobrina. Solo he coincidido con él en algunos cumpleaños de Carmen que él ha ido. Y le llamé con motivo de la exposición que se hizo por el 20 aniversario de mi carrera para que me dejara unos trajes de ella. Al principio me dijo que sí, pero al final no lo hizo.
Y es que, según Manu, Carmen después de morir Vicente Patuel cerró dos garajes del piso del Paseo del Pintor Rosales y se hizo un vestidor para guardarlos y allí estarán todavía. Para él sus favoritos son el último que le hizo por su 80 cumpleaños, que fue el último que celebró. Y con el que acudió a recibir el homenaje a toda su carrera al Festival de Cine de San Sebastián. Un vestido que luego se volvió a poner para darle el testigo a Concha Velasco en Cine de Barrio.
H.C. El tema de la herencia de Carmen ha sido muy polémico, ¿le habló ella de lo que quería hacer con su fortuna cuando ya no estuviese?
M.S. En cuanto a que su hijo no quiera que nadie vaya a la residencia, lo entiendo, él ha querido preservar la intimidad de su madre. Y que la recuerden como era alegre, bien vestida, bien maquillada…Estando Carmen bien me hizo alusión a que el día que faltara quería que todos sus bienes fueran para su hijo y su hermano Pepito, al que adoraba, pero que desgraciadamente falleció poco después de Carmen ingresar en la residencia. Aunque tenía otro hermano, Pepito iba con ella siempre de viaje y la acompañaba a todo. Se murió con la pena de no poder ir a ver a su hermana a la residencia porque no le dejaron. (Carmen tenía varias propiedades entre el piso de Paseo del Pintor Rosales, un ático en Marbella, un piso en Sevilla y en Málaga otro que tenía alquilado. Y aparte, joyas y dinero).
H.C. ¿Le habló de su hijo?
M.S. Ella siempre decía que la relación no había sido buena, porque siempre había estado trabajando y no le había podido dedicar el tiempo que hubiera querido. Han pasado por varias etapas, algunas se han llevado mejor que otras. Pero en el último momento ha demostrado estar al lado de su madre y protegerla.
H.C. ¿Tenía Carmen Sevilla muchas amigas de la profesión?
M.S. Menos de las que mucha gente dice. Hay muchas de las que se les veía entrar con ella que el hijo les vetó la entrada porque no le gustaba que luego hicieran comentarios.
H.C. ¿Cómo le gustaría que la recordaran?
M.S. Con la alegría, la vitalidad, la ilusión que tenía por su trabajo vocacional. No quería retirarse de Cine de Barrio, porque la televisión le daba vida. Era muy coqueta, si no la avisabas cuando ibas a verla se enfadaba porque quería maquillarse para recibirte. Le gustaba sentirse querida y lo ha sido.
A Carmen le gustaba celebrar su cumpleaños, era algo que le hacía ilusión. Siempre reunía a un grupo de amigos en su restaurante favorito, Zalacaín, en Madrid, y contrataba unos mariachis. Este año, una vez más soplará las velas lejos de ellos. Pero siempre quedarán aquellos maravillosos años.
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