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Siete temporadas, 1.372 capítulos y más de seis años ininterrumpidos de emisión dando vida a la comisaria de policía Claudia Miralles en la serie de TVE ‘Servir y proteger’ es un récord profesional y personal en la vida de cualquier actriz, y en la de Luisa Martín también, ya que durante ese tiempo su vida ha girado en torno a un personaje que le ha obligado a medir cada uno de sus gestos, de sus palabras y a dar dignidad al uniforme que llevaba. De ahí la emoción que la embargaba en el monólogo que pronunció al finalizar el rodaje de la última secuencia. Emoción que compartieron algunos actores y actrices que han saboreado con Luisa Martín las mieles del éxito, como Roberto Delgado, Juanjo Artero, Pablo Puyol, Mamen Camacho, Andrea Del Río, Pepa Aniorte y Berta Galo.
La intérprete está muy feliz por haber dado vida a uno de los personajes con más peso de su carrera, especialmente por el ‘feedback’ que ha recibido del público: «Sobre todo de mujeres que han denunciado maltrato gracias a ver la serie, de mucha gente mayor que nos ha llamado porque de repente estaban descubriendo delitos de estafas, y otros de bullying , y esto para nosotros es un motivo de orgullo», nos ha contado. Una serie en la que reconoce que era como «la mamá» de muchos de ellos, algunos muy jóvenes: «Ahí todo el mundo me llama jefa, hace unos días tuvimos cena, estuvimos todos juntos. Yo aprendo mucho de ellos, es gente fresca, con muchas ganas, te dan una energía…».
Ahora, tras terminar la serie, y a punto de cumplir 63 años (23 de febrero), no piensa parar de trabajar: «Voy a volver al teatro, tengo un proyecto muy bonito, un dramón, del que todavía no puedo hablar», nos ha adelantado, y es que el buen trabajo siempre se recompensa: «Me siento muy orgullosa de mi carrera», ha añadido feliz, pero ni con la carrera que lleva a las espaldas se le sube a la cabeza y continúa con humildad: «Te endiosan, y yo he vivido esos momentos en que te dicen, ‘eres la mejor, la más grande’… pues mira, no, porque la más grande siempre ha sido y será María Jesús Valdés, y de ahí a la siguiente hay mucha distancia, creo que la clave está en la educación que te dan en casa».
Precisamente con María Jesús tuvo el privilegio de coincidir: «Mi gran maestro fue Ángel Gutiérrez, a quien se conoce como El Ruso: es muy mayor, con él aprendí el rigor, el sentido de la responsabilidad, porque cuando eres actriz tienes que tener mucho cuidado con lo que dices y cómo lo dices. Mis dos grandes maestros han sido Ángel Gutiérrez y María Jesús Valdés, un lujo. Ella me enseñó a ser actriz, fue un aprendizaje muy duro. Con Ángel aprendí la disciplina, que es algo que mantengo, porque es muy necesaria».
Luisa tampoco ha tenido problema en ahondar en la memoria y hablarnos de su familia, que viene de una larga estirpe de artistas: «Mi abuelo escribía, mi padre pintaba… había como una especie de espíritu artístico en mi casa«, recuerda, y ha confesado los consejos que le dieron: «Mi madre no quería que fuera artista porque estamos hablando del año 76, y me dijo ‘si quieres ser actriz, a la escuela’. En esa época todo era complicado, pero sí que me apoyaron. Mi abuelo murió cuando tenía 6 años, mi abuela me decía una cosa, a quien tengo siempre muy presente: “Tú hija, tienes mucho talento, pero cada vez que te den un proyecto o texto para estudiar, no te vayas a lo fácil, porque siempre tienes que buscar la parte difícil; lo fácil no tiene mérito, que te lo lleves a tu sentido del humor o a tu personalidad, si quieres ser actriz de verdad, tú tienes que interpretar a ese personaje, no te conformes con una primera lectura’. Ella se los leía antes que yo», ha confesado.
A pesar de que sus grandes maestros en la vida han sido sus abuelos y sus padres, su hijo también le enseña mucho cada día: «Bruno me enseña a evolucionar, le miro y veo a mi chiquitín, pero es un tiarrón, es tan cariñoso, tan buena persona, es maravilloso, es muy empático, me demuestra que hay que pensar bien de los demás, es buena persona». Sin embargo, no tiene pensado seguir los pasos de su madre, aunque podría: «Él quiere ser futbolista, es bueno, es rápido, le llaman La Gacela desde que era pequeñín, pero además tiene una vena artística, sobre todo para la dirección, tiene ojo clínico».
Mi foto favorita
«En esta foto tendría 12-13 años, estoy con mi padre paseando por El Retiro. Le gustaba llevarnos los domingos al Museo del Prado».
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