“Leonor, Leonor”, le decía la gente en la calle. Había expectación ante su estreno. A las 10.45 estaba yo como un clavo en una soleadísima Gran Vía madrileña, esquina a la calle Barquillo. Justo en la puerta de la sede del Instituto Cervantes.
La vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo, impecable con un traje pantalón de color rosa fresa, y el director de Instituto Cervantes, Luis García Montero, recibieron a la Princesa de Asturias en la puerta de la sede.
Era su gran momento. Su primer evento en solitario, sin sus padres. Con su visita, el 24 de marzo, la heredera inauguraba su propia agenda con motivo del 30º aniversario del instituto.
El recorrido comenzó en la Caja de las Letras, antigua caja fuerte del Banco Español del Río de la Plata. Impresionante puerta e impresionante cámara acorazada. “En esta caja conservamos el legado de grandes artistas y representantes de la cultura española e hispanoamericana”, dijo el director a modo de bienvenida.
Leonor estaba muy sonriente, escuchaba con atención máxima cada palabra, cada gesto. Se colocó justo delante de la Caja nº 2021, que lleva impreso su nombre y la fecha conmemorativa de su visita. La caja, previamente abierta, tenía la llave puesta que lucía una cinta roja a modo de llavero. Las de al lado eran la caja conmemorativa del 30º aniversario, la de Miguel Delibes y la de Severo Ochoa.
La Princesa se acercó a depositar el legado simbólico: un ejemplar de la Constitución y de “Don Quijote de la Mancha”, de la colección Clásicos de la Real Academia Española, cuya lectura compartió con su hermana Sofía el Día del Libro de 2020. García Montero fue el encargado de cerrar la caja. La hija de los Reyes posó ilusionada y después le hicieron entrega de la llave en una cajita.
El acto continuó. Luis García Montero habló de la lengua de casi 500 millones de personas. Habló también del instituto como “la familia cervantina”. Además, recordó aquel 31 de octubre de 2018 en que la Princesa dio lectura al Artículo 1 de la Constitución en ese mismo salón. “Para nosotros es un recuerdo feliz, su primera actuación pública acompañando a sus padres”. Fue precisamente ese ejemplar de la Carta Magna el que depositó en la Caja nº 2021. La hija de Felipe VI y Letizia escuchaba muy sonriente. Tras la mascarilla FPP2 se adivinaba una gran sonrisa. Nos dio más claves García Montero sobre por qué este escenario: “Nos alegra mucho que su primer testimonio en solitario haya sido este compromiso con nuestros sueños, nuestra misión, que es el legado que representa el ejemplar de la Constitución Española y El Quijote”.
Después de los discursos, la Princesa tomó la palabra. Le acercaron un micrófono y lanzó una pregunta a Carmen Noguero, secretaria general y encargada de la transformación tecnológica. Dijo Leonor: “Como estudiante de la ESO, he utilizado la Biblioteca del Cervantes Virtual. Enhorabuena porque es muy útil. Muchas gracias. Después una pregunta: he leído también que desde que empezó la pandemia ha habido trabajadores del Instituto Cervantes fuera de España que no han regresado a ver a sus familiares. Me gustaría saber qué tal están y si ha mejorado su situación y si han podido venir.” Fueron 32 segundos de intervención.
Noguero respondió: “Una situación como esta es complicada. Muchos de ellos no han podido tomarse unos días de vacaciones para venir a España porque no era posible viajar a España… Debo felicitar a todo el personal por todo el trabajo que está realizando.” La Biblioteca Electrónica de la que hablaba la Princesa alberga miles de libros y recursos digitales y cuenta con 55.000 usuarios.
El acto, breve, duró 25 minutos. Después, Leonor recibió tres libros editados en distintas lenguas: “Joana”, de Joan Margarit, en su edición bilingüe castellano-catalán; “Quisiera tener todas las voces”, libro de poesías en las distintas lenguas de España editado por el Instituto Cervantes; y “Antología poética”, de García Montero traducida al catalán.
Para este esperadísimo compromiso, la Princesa reeditó un look que lució en Oviedo en 2020. Un vestido de Poète de corte romántico, que lleva tres volantes en la falda y otro detalle de volantes en las mangas. Lo combinó con unos zapatos Pretty Ballerinas, modelo Holly de ante negro con tacón de 3 cm.
Vi a Leonor preparada para su estreno en solitario. Estaba muy contenta y feliz. La vi radiante. Cada movimiento, cada gesto y cada sonrisa eran los movimientos, gestos y sonrisas de una adolescente de su edad, con esa espontaneidad de los 15 años. También vi que lo natural de su juventud se alternaba con lo aprendido y lo ensayado, como el gesto de saludar con la mano derecha en el corazón, que es un gesto aprendido de ahora, de la pandemia. La vi segura de sí misma y muy preparada para su nueva etapa académica en Gales. La misma edad, 15, tenía Don Felipe cuando representó a la jefatura del Estado, en solitario: fue en Cartagena de Indias en junio de 1983. La Princesa sigue sus pasos.
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