Las seis habitaciones a las que Isabel II llama hogar en el palacio de Buckingham

El gobierno británico ha anticipado que las personas mayores de 70 años serán obligados a cumplir una cuarentena de hasta cuatro meses para protegerse del coronavirus. La medida, que entrará en vigor en los próximos días, podría afectar a la propia reina Isabel II, quien a punto de cumplir 94 años el próximo 21 de abril cumplirá forma parte de uno de los grupos de mayor riesgo.

Un confinamiento en un palacio como el de Buckingham parece que es menos confinamiento. No obstante, de las 775 habitaciones que suma esta residencia solo seis forman parte del hogar de la reina en Londres, pues la mayoría está dedicada a las oficinas, cuartos de baños y dormitorios del numeroso personal que trabaja en el palacio. Las salas más espaciosas, por otra parte, constituyen las llamadas “State Rooms”, es decir, las habitaciones que se utilizan para las ocasiones oficiales y ceremonias, y que son las que abren al público durante los meses de verano.

Angella Kelly, asistente personal y mano derecha de Isabel II, fue quien reveló el número de habitaciones propias de la reina en The Other Side of the Coin, el libro sobre su vida en palacio que esta le autorizó a publicar. Según ella, a pesar del imponente tamaño de Buckingham –el palacio ocupa una superficie de 77.000 cuadrados del suelo al último techo– la reina vive con bastante “modestia” en él. Su día a día doméstico, cuenta Kelly en el libro, se desarrolla en una suite de seis habitaciones: un dormitorio, una sala de estar, un vestidor, un cuarto de baño, la sala de las audiencias y la sala “Imperio” –una sala de espera junto a la anterior–. Además, las habitaciones de la reina “no son enormes y tienen muy pocos muebles, el típico armario o cajonera”.

Se sabe igualmente que están situadas en la primera planta del ala norte del palacio, donde también se encuentran los aposentos privados del duque de Edimburgo. Qué aspecto presentan, sin embargo, es un misterio que no conoce casi nadie, porque según Kelly “la privacidad de la reina es de absoluta prioridad para sus empleados personales” y muy pocos son los que tienen acceso a sus habitaciones. “Todavía me asombra que antiguos trabajadores den supuestos detalles sobre los aposentos de la reina, cuando lo cierto es que no han tenido ocasión de verlos”, escribe Kelly.

Los únicos hombres autorizados para entrar en ellos, dice también, son el duque de Edimburgo y otros miembros masculinos de la familia real, nunca los trabajadores varones. Cuando Ryan Parry, un periodista del Daily Mirror que en 2003 consiguió hacerse pasar durante un tiempo por mayordomo de la familia real, logró acercarse a los aposentos de Isabel II, pudo escucharla hablar por teléfono, pero solo consiguió atisbar el pasillo, repleto de los corgis de la reina echando una cabezada.


Solo la sala de las audiencias es conocida por el público. Allí se reúne la reina todas las semanas con el primer ministro y allí recibe también a muchos de sus invitados. A juzgar por las fotografías que se publican regularmente de estas reuniones, se trata de una acogedora sala de paredes celestes, adornada con distintas obras y piezas de la colección real: un cuadro del Támesis pintado por Canaletto, jarrones y figuras de porcelana inglesa del siglo XVIII, candelabros… Para mal o para bien, todo parece indicar que dentro de poco quedará sustituida por la pantalla de un ordenador.


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