La tiktoker de 19 años Andrea Palazón desvela todo lo que ha vivido por culpa de la depresión

  • Andrea Palazón ha vivido con 19 años una depresión que la ha alejado de las redes sociales
  • La salud mental, en peligro entre famosos como Tamara Gorro o Steisy

    A pesar de sus 19 años, una edad tan temprana que asusta al hablar de estos temas, Andrea Palazón ha demostrado tener una gran madurez. La tiktoker, consciente de que su legión de fans son chicos y chicas tan jóvenes como ella -o más-, no ha querido esconder su lucha contra la depresión, y después de un año mano a mano contra ella, por fin ha conseguido abrirse sobre cómo está venciendo sus problemas de salud mental, y lo ha hecho volviendo por la puerta grande a su canal de mtmad.

    Siendo todavía una adolescente como es, sorprende ver cómo se desenvuelve hablando de un problema tan importante y normalizándolo, y no sólo dejando claro que está bien estar mal, sino que también hay que saber cuándo buscar ayuda: «Mi madre siempre ha normalizado el ir al psicólogo en mi casa, porque ella es psicóloga, y fui yo la que le dije que quería ir, pero para ella fue muy duro aceptar que su hija estaba mal… hasta que me pilló llorando a las 4 de la mañana, y fue entonces cuando dijo ‘vale, te voy a llevar’«.

    Andrea también ha querido dejar claro que una depresión no se desarrolla sola, sino por factores externos que te afectan: «La gente es muy mala. Me acuerdo de que yo en el instituto iba con mi hermana siempre porque se metían conmigo», algo que no mejoró cuando pidió ayuda: «Le dije a una profesora que estaba mal, y me dijo ‘todos tenemos problemas, aquí se viene a estudiar’. Yo sentía que nadie me entendía». Incluso su orientadora echó balones fuera cuando, en mitad de un ataque de ansiedad le contestó ‘yo ya no soy tu orientadora, busca a la nueva’. «La gente es muy hija de puta», ha sentenciado Andrea.

    A pesar de que la medicación está muy aceptada, la influencer ha pedido a todos que sea «el último recurso», y que hablando con un psicólogo las cosas también se pueden arreglar, pero eso sí, siempre con un profesional, y no con amigos o conocidos: «No le cuentes nunca a nadie tus debilidades, porque no sabes si en algún momentos te lo van a echar en cara […]. Yo he aprendido ya que cuando la gente te dice algo malo no es nada personal, es un reflejo de su frustración, necesitan quitarte la luz para brillar ellos». «Yo ahora puedo hablar de esto porque estoy bien. Si metes el dedo en la llaga, no me duele, porque la llaga ya está curada«, ha dicho feliz.



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