La reina Sofía ha vuelto a poner rumbo a la tierra que la vio nacer Grecia. Se trata del segundo viaje de carácter privado que la madre de Felipe VI ha hecho en pocos días. A principios de junio, la reina emérita visitó las instalaciones del Centro de Rehabilitación para mamíferos marinos y tortugas del ‘Santuario de Vida Marina de Mar Egeo’, estuvo en el cumpleaños de su hermano y se reunió con la presidenta del país, Katerina Sakellaropoulou. Ahora ha vuelto para disfrutar una de las cosas que más le gustan: la música. Y en la mejor compañía: sus hermanos el rey Constantino y la princesa Irene. Los tres están ya vacunados y pueden verse con más frecuencia.
La reina Sofía ha sido una de las invitadas al concierto extraordinario del legendario director de orquesta Zubin Mehta, celebrado en el teatro romano Herodes Atico, bajo la Acrópolis. Un concierto que se integra dentro de los actos del Festival de Atenas y Epidauro de este verano y uno en el que se respetaron todas las medidas sanitarias, de ahí el aforo limitado.
Sentada entre sus hermanos, la reina emérita disfrutaba de las obras de Brahms que interpretaban el prestigioso violinista israelí Pinchas Zukerman de solista y la Orquesta del Maggio Musicale Fiorentino, pero el tiempo les jugó una mala pasada. Comenzó a llover y el concierto tuvo que ser suspendido. A la salida, vimos a doña Sofía sonriente y llevando su propio paraguas. Una vez más, optó por collares y pulseras amuletos, conocidos como el Ojo Turco.
A pesar de este contratiempo, la Reina y sus hermanos, acompañados por su cuñada, Ana María, cenaron con Zubin Metha, al que conocen desde hace años.
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