No todo son malas noticias para Meghan Markle y el príncipe Harry. La pareja ha comenzado el año con una bajada de popularidad, debida en parte a las memorias de Harry, en las que no se ahorrado comentarios negativos sobre su familia, y también ha perdido Frogmore Cottage, el que era su único hogar en Reino Unido. Pero al menos su fundación Archewell sí funciona bien.
Según el informe que ha publicado la fundación en su página oficial, la organización ha sumado casi 12 millones de euros de ingresos en su primer año completo de funcionamiento, y ha gastado un total de 3.655.000 euros. Los datos dejan claro que la fundación goza de una excelente salud financiera. Basta compararlo con los números de los primeros años de otras dos de las fundaciones más conocidas de Estados Unidos para confirmarlo: la Fundación Obama recaudó 5,5 millones de dólares (5 millones de euros) en su arranque, mientras que la Fundación Clinton llegó a los 10 millones de dólares (9,8 millones de euros).
Tal y como han publicado en una nota James Holt y Shauna Nep, directores coejecutivos de la fundación, «Con el liderazgo de los duques de Sussex, hemos implementado asociaciones estratégicas sólidas con organizaciones líderes, invertido millones de dólares sin ánimo de lucro para programas y campañas sostenibles, y diseñado una estrategia centrada en un impacto comunitario amplio y duradero. Los resultados de su trabajo son innegables, tanto a través de métricas que se pueden ver como del impacto emocional que se puede sentir. En todo lo que hacemos está la creencia central de que nuestro bienestar colectivo y nuestra salud mental son primordiales. Nuestras iniciativas entre 2020 y 2022 han incluido inversiones en igualdad en vacunas, centros de ayuda global, reasentamiento de refugiados y el cuidado de familias y comunidades necesitadas».
El informe refleja que la Fundación Archewell sigue la práctica estándar para organizaciones de su tamaño, con una proporción de 90/10 que asegura que el 80 por ciento de los gastos totales se destine a sus programas, mientras que el 20 por ciento o menos se gaste en costes administrativos.
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