La Familia Real Británica sigue fiel a sus tradiciones navideñas y Sandringham es el epicentro de todas ellas. En su finca de Norfolk es donde la reina Isabel II reúne cada año a toda su familia para pasar la Nochebuena. Siguiendo la tradición germana, todos abren los regalos antes de la cena (nada de obsequios caros, cuanto más cómicos sean, mejor), comparten mesa y mantel y acuden a la tradicional misa navideña en la mañana del día 25.
Una cita que este año ha estado protagonizada por los príncipes George y Charlotte y por el espectacular look de Kate Middleton. Confiando en una de sus firmas de cabecera, Catherine Walker (que tantas veces llevó Lady Di), Kate ha estrenado un abrigo entallado en color arena con doble botonadura que marcaba silueta gracias a un cinturón en el mismo tono y con detalles de pelo en el cuello y en los puños.
La duquesa de Cambridge ha aprovechado el tono neutro del abrigo para combinarlo con complementos en tono verde botella. Ha escogido unos zapatos de tacón ancho en terciopelo verde de la firma Emmy London, una cartera a juego de la misma marca, un tocado decorado con una gran flor y unos pendientes en forma de lágrima de Kiki McDonough.
Pero junto a ella el protagonismo ha sido para sus dos hijos mayores, que este año se han unido a las celebraciones y, guiados en todo momento por sus padres, han participado de las tradiciones. Al igual que su madre, Charlotte ha llamado la atención por su estilismo, que combinaba con el de Kate. La princesa lucía un abrigo en color verde botella de la firma Amaia Kids, fundada por la española Amaia Arrieta, que tiene tienda en el barrio londinense de Chelsea y se ha convertido en una de las favoritas de las celebrities para vestir a sus hijos.
Charlotte llevaba debajo un clásico vestido de cuadros en azul y ha hecho las delicias de los presentes cuando se ha acercado a hablar con ellos y a saludarles, recibiendo algunos regalos.
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