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Julián Contreras se ha sincerado con Luc Loren en su programa ‘»#Noestamoslocas» en la que han hablado delsuicidio, un problema social grave que en España-y en el mundo- que se ha convertido en la primera causa de muerte -no natural- con 3.941 fallecimientos al año. El hijo de Carmina Ordoñez ha comenzado hablando de lo difícil que es en nuestro país aún hablar de salud mental y de la manera en la que la sociedad intenta maquillar las cifras de suicidios. Julián Contreras sabe muy bien lo que es pasar por una depresión y querer quitarse la vida, pues él lo ha vivido en sus propias carnes.
El escritor ha hablado de cómo le afectó la muerte de Carmina, cuál fue el detonante que le hizo entrar en depresión, cómo vivió el síndrome de abstinencia que le provocaron los psicofármacos y qué fue lo que le hizo volver a conectar con las ganas de vivir. Pero antes de entrar de lleno en el tema, el hermano de Cayetano Rivera ha hablado de cómo fue su infancia. «Yo pasé de la infancia a la vejez», han sido las palabras con las que Julián ha definido su adolescencia.
El joven vivió una infancia de ensueño en el que «pasaba las tardes con Hermés, las noches con Yves Saint Laurent, vivía fin de semana sí, fin de semana no con la familia real marroquí«. Sin embargo luego llegó la adolescencia y «me convertí en un adulto que tenía una madre adolescente». Julián cuenta que su madre tenía un temor enorme a la soledad lo que le hizo cometer muchos errores: «A veces no tenía buenas compañías».
Julián reconoce que haberse quitado la vida hubiese sido un error: «Siempre es un error intentar quitarse la vida. La vida tiene diferentes tonalidades, pero tiene mucho negro y no podemos vivir obviando esa parte«.
«El suicidio es una solución a lo mal que estás», explica el escritor después de hablar de la profunda depresión que vivió durante cuatro años. Pero lo importante es darse cuenta de que finalmente hay momentos en los que dices «cómo no voy a vivir estos momentos tan maravillosos».
El hijo de Carmina recuerda que cuando se despertaba era lo peor: «Despertarse con esa ansiedad era horrible. Ya me despertaba como si hubiese corrido una maratón». Después comenzó su adición a los psicofármacos. «Yo no tuve terapia por el miedo al rechazo. Solo me trataba el psiquiatra. Al final se acerca todo el mundo pero no se sabe muy el motivo y no quería que mi dolencia afectase a nadie«.
El escritor señala que es muy importante pedir ayuda, pero saber a quién pedir ayuda. Hay que pensar en personas que puedan auxiliarte, pero tienen que ser profesionales. «Al final si acudes a alguien y le vas con este problema puede ser peor para esa persona».
Julián cree que el gran problema es que la gente no tiene el conocimiento sobre lo que es la depresión: «La invisibilidad es el gran problema».
Lucas ha querido saber el motivo por el que Julián cae en este depresión: » Lo mío viene porque mi vida empieza a cambiar y no me adapto, no consigo encajar muy bien en ella. Empecé a tener variaciones, porque entendí un negocio que no me fue bien por una estafa y eso provocó que la vida se cambiase y hubo que hacer un ajuste en todos los niveles». La muerte de su madre fue un gran varapalo muy difícil de superar.
Julián Contreras en qué situación se encontraba cuando tomó la decisión de que iba a quitarse la vida. Por fortuna, no pudo cumplir su cometido y ahora se alegra de no dar el paso definitivo, pues ahora ha entendido que la vida merece la pena vivirla, aunque en aquel momento atravesaba una profunda depresión.
Julián confiesa que llegó a escribir cerca de 420 cartas de despedida. Una por noche: «Cuando tú te pasas un año entero de tu vida así, cada día, cada día, cada día… tu relación contigo mismo se vuelve muy mala, muy tóxica. Al final, vives o convives con una persona que te quiere destruir, que eres tú mismo».
Quien lo salvó fue su gato pues decía que lo veía tan pequeñito y tan frágil que no lo podía dejar en este mundo. Se lamenta que “habría sido un error” quitarse la vida, porque “siempre es un error, nunca es un acierto”.
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