El rey Felipe I de Bélgica se ha convertido este martes en el primer monarca de este país que lamenta los crímenes cometidos en el Congo durante la colonización belga. En una carta dirigida al presidente congoleño Félix Tshisekedi con ocasión del 60º aniversario de la independencia del Congo, Felipe I expresa su “más profundo pesar” por “los actos de violencia” y “el sufrimiento” infligidos a este país africano durante el reinado de su antepasado, Leopoldo II. Una “crueldad” que “aún pesa en nuestra memoria colectiva” y “cuyo dolor revive ahora con la discriminación que sigue presente en nuestras sociedades”, asegura el rey.
Aunque el monarca no menciona expresamente a su tío-tatarabuelo, su carta coincide con los ataques que los manifestantes antirracistas belgas han emprendido en las últimas semanas contra las estatuas de Leopoldo II en el contexto de las protestas por la muerte de George Floyd en Estados Unidos.
Bajo el reinado de Leopoldo II, la actual República Democrática del Congo quedó convertida en un campo de concentración dedicado a la extracción de caucho, cacao y materiales como el marfil. Un sistema de esclavitud que castigaba cruelmente a aquellos recolectores que no cumplían el trabajo exigido y del que, según sostienen historiadores como el estadounidense Adam Hochschild, Leopoldo II era perfectamente consciente de esta situación e incluso alentó. Por ello, Hochschild y otros historiadores le consideran uno de los mayores genocidas de la historia y le responsabilizan de unas diez millones de muertes.
Cuando hace 60 años el rey Balduino de Bélgica, tío del actual monarca, pronunció su primer discurso por la independencia del Congo, se refirió sin embargo a Leopoldo II como un “civilizador”. La carta que su sobrino la ha dirigido hoy al presidente del Congo habla por el contrario de “la necesidad de dialogar sobre nuestra historia común con toda la verdad y la serenidad”, al tiempo que condena el racismo.
Cabe recordar que, hace dos semanas, la princesa Esmeralda, tía del rey Felipe I, apoyó las protestas contra el legado de Leopoldo II y se mostró a favor de que su sobrino pidiera perdón por la colonización del Congo. Días antes, el príncipe Lorenzo, hermano del rey, había salido en defensa de su antepasado, alegando que el rey Leopoldo II “nunca fue al Congo”, razón por lo que no veía “cómo pudo hacer sufrir a la gente allí”.
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