El príncipe Carlos realizó su primera visita oficial a Brasil en 1978, lo hizo en solitario, puesto que por aquel entonces todavía no había empezado su relación sentimental con Diana Spencer, su primera mujer. La pareja se casó en 1981 y la propia Lady Di afirmaba que solo había visto a su esposo unas 12 veces antes de la boda. Por lo que no, no estaban juntos entonces.
El hijo mayor de Isabel II tenía 30 años cuando se embarcó en esa misión de representación de la corona en el país de la samba. No era, ni por asomo, el primer viaje del príncipe Carlos al extranjero y el royal ya estaba curado en la materia. Como hombre joven y soltero que era, decidió pasarlo bien y se mostró totalmente desinhibido a la hora de bailar con jóvenes brasileñas la danza típica del país. Una actitud muy diferente a la que tomó en 2009, cuando volvió a visitar el país. Entonces ya tenía el doble de años y lo hizo en compañía de su actual mujer, Camilla de Cornualles.
El recatado baile de ese segundo viaje sucedió en Maré, uno de los barrios de favelas más conocidos de Brasil. La misión principal del viaje era la de aprender sobre un proyecto dedicado a la ayuda de los niños desfavorecidos a través del deporte, la educación y la mejora de sus oportunidades laborales; y apoyarlo. Una iniciativa promovida por Luke Dowdney, un antiguo boxeador británico. En aquella ocasión, una de las tres bailarinas que danzaron para Carlos y Camilla dedicó unas palabras a la prensa sobre la visita del príncipe. “Significa muchísimo para la comunidad que el príncipe venga y por eso queremos agradecérselo de vuelta”, relataba Eris Chocolate (28).
La bailarina recordó, además, esa primera visita del príncipe a Brasil, en 1978, cuando bailó samba con otra mujer brasileña durante una fiesta organizada por el alcalde de Río de Janeiro. El propio príncipe quien también quiso rememorar, en aquel momento, su primera visita al país. “Puedo recordar haber bailado una especie de rudimentaria versión de la samba, con una mujer semidesnuda aquí, en Río”. Parece que la experiencia de baile con una mujer vestida con bikini de pedrería y adorno de plumas en la cabeza le marcó.
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Treinta años después del encuentro, la mujer con la que bailó se puso en contacto con el príncipe para repetir el baile de una forma un poco más seria. Se llama Pina de Beija-Flora y en 2009 ya estaba retirada, pero esperaba poder asistir a alguno de los compromisos del príncipe en Brasil en su segunda visita y así poder darle esa segunda lección de baile.
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