Hace unas horas, el príncipe Harry se proponía volver a la normalidad al anunciar (vía Instagram) la ciudad en la que tendrán lugar los Invictus Games en 2022. Después de pasar una década en las Fuerzas Armadas Británicas, decidió “celebrar el poder de la rehabilitación deportiva, tanto física como mental, y poner en valor a aquellos que han servido a sus países antes y después de su tiempo con el uniforme". Esto es, que todos aquellos veteranos militares que quieran, puedan participar de un evento deportivo paralímpico. Para el royal, este es un proyecto crucial: de hecho, fue en la edición celebrada en 2017 en Toronto, cuando apareció junto a Meghan Markle por primera vez en un evento público.
El próximo mayo, 20 naciones participarán en el torneo, que se celebrará en La Haya; Düsseldorf tendrá que esperar dos años más. En cualquier caso, este anuncio ha sido solo un calentamiento para lo que vendría hoy: su primera aparición pública desde el #Megxit. El príncipe Harry, que ejerce como Patrón de la Liga de Rugby desde 2016, se reunió con los representantes de las 21 naciones que participarán en el Mundial de Rugby de 2021, para celebrar el sorteo. El evento se celebrará entre el 23 de octubre y el 17 de noviembre. Pero el royal también recibió a los niños de una escuela pública, todos ellos jugadores de este deporte, en los jardines del palacio de Buckingham.
Mientras tanto, Meghan Markle permanece en Canadá junto a Archie, en donde ya ha hecho su primera aparición pública, en un refugio para mujeres de Vancouver. Poco después, reapareció para visibilizar una asociación feminista llamada Justice for Girls.
Fue este el motivo por el que la (hasta el momento) duquesa de Sussex no acudió junto a su marido, el príncipe Guillermo y su padre, el príncipe Carlos, a la reunión de urgencia que Isabel II celebró el pasado lunes en Sandringham. También es cierto que, finalmente, y desde Buckingham, se decidió que su presencia no era necesaria.
Así que Harry, en medio de un conflicto familiar de esta magnitud y alejado de su familia, tuvo que ser la cara visible para ejercer como duque de Sussex; un cargo que podría cambiar en las próximas semanas. Y aunque en otro momento vital, el príncipe estaría encantado; hace unas horas, su semblante no escondía que está pasando por un mal momento.
Su sonrisa es agridulce y su cara parece cansada. Por no hablar del estilismo escogido; uno, que no es tan habitual en él, que siempre que puede prescinde de la corbata. Esta vez no lo ha hecho; además, ha optado por una de color gris, por eso sorprende su decisión, teniendo en cuenta que era una cita relativamente informal (y deportiva). Lo más probable es que el royal quiera aplacar las críticas y esos titulares, que han conseguido alejar aun más a Markle de Gran Bretaña.
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