Este verano, pudimos verla paseando por Mallorca con dos acompañantes, además de su hermana Irene, que vive con ella en La Zarzuela y pasa el verano en Marivent. Se trataba de su prima la princesa Tatiana Radziwill y de su marido, el cardiólogo Jean Henri Fruchaud. Ambos gozan de su total y absoluta confianza.
La princesa Radziwill es hija de la princesa Eugenia de Grecia, prima hermana de su padre, Pablo de Grecia. Destaca por su enorme discreción. Es un año menor que Doña Sofía y, como ella, sufrió el exilio con sus padres en los primeros años de su infancia. Su familia se afincó en Sudáfrica, como la de Doña Sofía, y allí fue donde estrecharon los lazos de amistad, siendo todavía unos bebés. Siempre han sido amigas íntimas. Ella fue dama de honor en su boda y, aunque ahora vive en París, se ven muy a menudo y todos los veranos pasa unos días en Marivent.
Doña Sofía no tiene muchos más amigos. Ha sufrido momentos de gran soledad, porque siempre quiso evitar rodearse de círculos que pudieran traicionarla o extender rumores. Ella siempre supo que era el precio de ser Reina y que eso la obligaba a escoger con mucha cautela a sus íntimos. Entre sus más allegados, figuran otros miembros de la realeza, como su tío Miguel de Grecia -dos meses menor que ella- y su mujer, la pintora Marina Karella, con quienes comparte su amor por el arte y la historia. Doña Sofía también ha cultivado una estrecha amistad con varios miembros de la familia real de Jordania, sobre todo con la reina Noor, viuda del difunto rey Hussein, padre del actual rey. Uno de sus principales apoyos es su hermano Constantino, con el que pasa largas temporadas en Londres y en la casa que este posee en Porto Heli, en Grecia.
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Fuera de los círculos reales, Doña Sofía guarda una gran relación con el Nobel Muhammad Yunus, inventor de los microcréditos, que acaba de cumplir ochenta años y que también recibió el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia. Se conocieron en 1993, en un almuerzo en Bruselas organizado por la reina Fabiola. Doña Sofía siempre se ha interesado por su labor, que le parece una idea excelente para combatir la pobreza. Se ven varias veces al año, cuando Yunus viaja a Europa.
Otra cosa es el círculo de profesionales que trabajan o han trabajado para ella, como el teniente general ya retirado José Cabrera, jefe de su secretaría durante 17 años, o Rafael Spottorno, jefe de la Casa del Rey entre 2011 y 2014. Ellos y otras figuras con las que ha colaborado muy estrechamente la han ayudado a tomar decisiones, ha desarrollar su trabajo humanitario y ha convertirse en uno de los miembros más apreciados de la Familia Real. Y le han prestado apoyo en momentos difíciles.
En este círculo se encuentra Laura Hurtado de Mendoza, que permaneció en Zarzuela durante más de 40 años como secretaria personal de doña Sofía desde 1970, y que la ayudó a supervisar al entonces Príncipe Felipe y a las Infantas y a ocuparse de detalles íntimos como contactar con los diseñadores que les hacían la ropa a ella y a sus hijos. También han sido importantes para ella Francisco Requena, jefe de Seguridad de la Casa Real durante tres años, que la acompañaba en todos sus desplazamientos; Miguel Fernández Tapia-Ruano, que fue su médico de cabecera y uno de sus consejeros más leales; o Arturo Coello, que sustituyó a Cabrera. En todos encontró el respaldó que necesitó para realizar su labor o sobreponerse a circunstancias complicadas.
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