La sentencia del juicio entre la princesa Haya y su exmarido es una bomba de relojería para las relaciones internacionales entre Reino Unido y Emiratos Árabes Unidos, país en el que el jeque ocupa los cargos de primer ministro y vicepresidente además del de emir de Dubái.
Según la resolución sobre comprobación de hechos publicada ayer, Mohammed bin Rashid al-Maktoum ordenó el secuestro de dos hijas suyas, las princesas Shamsa y Latifa. Una conducta “de una gran seriedad” sobre la que podría concluirse que violó la ley penal y los derechos humanos.
Aunque el juicio que se sigue en el tribunal superior de Londres tiene por objeto decidir la custodia de los dos hijos que la princesa Haya tiene con el emir, la prensa británica recoge hoy que, conocida esa resolución, sobre las autoridades británicas ha recaído en consecuencia la presión de llevar ante la justicia al jeque, hasta ahora amigo de la familia real y aliado de Reino Unido en el golfo pérsico.
El secuestro en 2000 de la primera de las hijas del emir, Shamsa, plantea además algunos problemas para el antiguo gobierno de Tony Blair, el primer ministro en esa época, ya que según sospecha el juez en su resolución, el ministerio de Asuntos Exteriores británico bloqueó la investigación policial.
La princesa Shamsa tenía 19 años cuando en agosto de 2000 se fugó de la casa de vacaciones que su padre posee en Surrey, un condado del sur de Inglaterra. Después de hospedarse en un hostal de Londres, se fue con unos amigos a la ciudad de Cambridge, donde luego desapareció.
La resolución judicial publicada ayer contiene el email que la joven princesa le envió en febrero de 2001 a un abogado de Londres especializado en inmigración, contándole el episodio ocurrido en Cambridge.
“Mi padre envió a cuatro hombres árabes para atraparme. Llevaban pistolas y me amenazaron. Luego me llevaron a la casa de mi padre en Newmarket. Allí me pusieron dos inyecciones y me dieron un puñado de pastillas. La mañana siguiente vino un helicóptero y me llevaron a un avión, en el que me devolvieron a Dubái. Desde entonces sigo encerrada”, le explica la princesa Shamsa.
El abogado decidió ponerse en contacto con la policía de Cambridge, que abrió una investigación. El entonces ministro de asuntos exteriores Robin Cook pidió por su parte que se le mantuviera al tanto.
Después de que el detective de policía pidiera entrevistarse con el emir de Dubái en persona, la investigación quedó sin embargo suspendida, circunstancia que la defensa de la princesa Haya considera que se debió a una “interferencia” del ministerio de asuntos exteriores británico. Desde entonces, la única prueba sobre el paradero de la princesa Shamsa es un vídeo que grabó en 2018 su hermana Latifah. En dicho vídeo, esta princesa denunciaba que estaban encerradas y vigiladas.
También considera el juez un hecho probado el secuestro de esta segunda hija del emir, interceptada en la India en 2018 después de intentar huir a su vez de la corte de su padre.
Después de ser devuelta a Dubái, la princesa Haya comenzó a interesarse por ella y a cuestionar la responsabilidad de su marido. Fue entonces cuando comenzaron las amenazas por parte de este, hasta que, en abril de 2019, Haya de Jordania decidió huir a Londres con sus dos hijos, menores de edad.
La duda es que hará Reino Unido ahora que la justicia ha dado crédito a estos relatos. “Estoy aliviada y feliz, pero también me entristece que aunque el tribunal haya concluido inequívocamente que Latifa fue secuestrada, aún esté encerrada en contra de su voluntad”, declaraba ayer Tiina Jauhiainen, cómplice de la princesa Latifa en su malograda fuga, al conocer la resolución del juez.
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