El mundo de la moda vibra como nunca en dos citas señaladas en rojo en el calendario del showbusiness mundial: la gala anual del Fashion Institute en el museo Metropolitan de Nueva York (la popular Met Gala) y el Festival de Cannes, la gran fiesta del cine europeo. La imaginación y la espectacularidad de estas dos alfombras rojas ha llegado a superar a la ‘red carpet’ de los Oscar, hasta hace nada líder indiscutible del fashionismo de las famosas de la lista A. El nivel de influencia y negocio en ambos eventos, lugares de privilegiado encuentro entre las marcas del lujo y las famosas de relevancia mundial, es demasiado alto como para dejar pasar un año en blanco. Por ello, sus respectivos comités organizadores están haciendo todo tipo de esfuerzos para conseguir que sigan adelante a pesar de la amenaza del coronavirus. Aunque sea en versiones reducidas.
El mundo del cine está movilizándose para reducir al máximo las consecuencias nocivas del coronavirus: Disney ha tenido que suspender todos los estrenos con alfombra roja de ‘Mulan’, su ‘blockbuster’ de la temporada, mientras que la productora de la nueva entrega dela saga James Bond, con Ana de Armas en el reparto, decidió retrasar el estreno a septiembre para no sufrir las pérdidas de un mercado chino absolutamente paralizado. En Cannes no planean, de momento,suspender: el éxito económico de muchas películas depende de ello (recordemos: el año pasado, aquí comenzó la carrera triunfal hacia el Oscar «Parásitos»). Sin embargo, resulta complicado pensar en los abarrotados estrenos y visionados del festival, sobre todo ahora que el gobierno francés ha prohibido las reuniones de más de 100 personas.
No juega a favor de la gran cita del cine europeo ni la relativa cercania de la Riviera francesa con italia, una hora a lo sumo, ni las restricciones al tráfico aéreo que estamos viendo, por ejemplo, entre Estados Unidos y el viejo continente. ¿Se volatizarán todas las precauciones con la misma celeridad que se instauraron o, al ceder el coronavirus, tendremos que admitir una vuelta lenta a la normalidad? Las preguntas se suceden: ¿lograrán las medidas del gobierno Trump aislar su país lo suficiente como para evitar una escalada de contagios? La otra gran cita de la moda en mayo, la Gala Met, depende de ello. La fecha de celebración es aún más temprana que la del Festival de Cannes: el 4 de mayo.
Este año, el tema de la Met Gala es el tiempo, con especial referencia a la película «Orlando» y a la escritora Virgina Woolf. Los anfitriones serán el diseñador Nicolas Ghesquiere, el actor Lin-Manuel Miranda, las actrices Emma Stone y Meryl Street y la editora de moda Anna Wintour. Sin embargo, el Metropolitan ya ha anunciado que cierra sus tres sedes, al menos, hasta el 3 de abril. Y tendrá que posponer un año su fiesta si el brote empeora en Nueva York, con el inconveniente añadido de que lo que recauda en esa fecha sirve para financiar sus operaciones durante todo un año (la invitación conlleva un desembolso de 35.000 dólares). Eso sin contar los beneficios en publicidad que reciben las marcas que visten a las famosas. Las pérdidas serían enormes.
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