Meghan Markle ha regresado a la vida pública después de casi un año apartada de ella. Esto no quiere decir, sin embargo, que durante este tiempo no la hayamos visto, cosa que sí ha sucedido pero como y cuando ella ha decidido: en la explosiva entrevista con el príncipe Harry que los duques de Sussex concedieron a Oprah Winfrey, en videollamadas desde su casa de California, en la visita al cementerio de Los Ángeles coincidiendo con el Día del Recuerdo -que también se saldó con polémica-, cuando anunciaron el embarazo de su hija Lilibet. Pero, en realidad, no se enfrenta a un acto con fotógrafos y público desde su despedida en Londres el Día de la Commonwealth el 9 de marzo de 2020. Para su despedida de la familia real británica eligió un impactante vestido verde de Emilia Wickstead, a juego con el forro de la chaqueta de Harry. En su vuelta las cosas han sido bastante diferentes aunque no menos estudiadas. Meghan ha vuelto sí, pero no a Reiuno Unido, sino a Nueva York. Asentados en Estados Unidos, la pareja tiene claro que es aquí donde tiene que labrarse su futuro. Su primera aparición fue el jueves para reunirse con el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, y la gobernadora del estado, Kathy Hochul, en el One World Trade Center construido en el lugar en el que se levantaban las torres gemelas. Una visita que se produce unos días después del vigésimo aniversario de los atentados del 11 de septiembre y para la que Meghan escogió un look azul marino, tonalidad que compartió el príncipe Harry para su sobrio traje.
Meghan vistió un pantalón ancho con jersey de cuello alto, abrigo de Emporio Armani y salones de Aquazurra. Un estilismo prefecto para un día de trabajo sin ninguna estridencia completado unos discretos pendientes y un recogido muy pulido. Preguntada sobre cómo estaba siendo su visita a Nueva York, Meghan contestó: “Es maravilloso estar de regreso”. Era su primera vez tras el nacimiento de Lilibeth.
Para una segunda reunión el mismo día, con la embajadora de la ONU Linda Thomas-Greenfield, Meghan modificó su atuendo. Cambió su abrigo negro por uno camel de Max Mara y el pantalón por una falda lápiz hasta la rodilla. Harry hizo lo mismo, en su caso, añadiendo una corbata azul.
El viernes se reunieron con funcionarios de la ONU, entre quienes se encontraban la subsecretaria general Amina Mohammed, para hablar sobre la importancia de la equidad de las vacunas, el empoderamiento de las mujeres, la crisis climática y la salud mental. La fórmula de estilo de Meghan fue similar aunque en esta ocasión apostó por un look en colores tierra. Lo formaba un pantalón ancho y una blusa satinada bajo un abrigo camel de Max Mara cuyas mangas subidas dejaban ver el reloj y la pulsera de Cartier que no se ha quitado estos días en Nueva York. Los pendientes y el peinado, exactamente iguales; pensados para que poco desviase la atención de su labor. Las carpetas que los dos llevaban dejaban claro que habían ido a la ONU para trabajar y no para hacer gala de su estilo.
Ese mismo día la pareja real visitó una escuela de Harlem. Una cita que Meghan aprovechó para leer a los niños su libro The Bench y para la que, por supuesto, cambió su outfit por uno más relajado, colorido e informal. Dejó su melena suelta -la única vez que lo ha hecho en estos días en la ciudad de los rascacielos- y escogió un conjunto ancho de color rojo de pantalón y chaqueta reversible de cachemir de Loro Piana. Los zapatos de terciopelo son diseño de Manolo Blahnik. Harry dejó el traje y la corbata para vestir pantalón beige y polo azul.
El sábado llegó el momento más espectacular: Meghan y Harry se subieron al escenario del Global Citizen en Central Park, un acontecimiento en el que han participado 70 artistas en 15 ciudades diferentes con sede principal en Nueva York con cabezas de cartel como Jennifer Lopez, Billie Elish o Cold Play pidiendo una mayor conciencia para combatir el cambio climático y solidaridad en el repartido de vacunas contra la Covid con los países más necesitados.
Meghan lució un minivestido blanco de manga corta con aplicaciones de flores en el bajo de la falta y la parte superior. Un diseño de estilo vintage de Valentino que la duquesa lució con su melena en un recogido más informal, con mechones sueltos a los lados del rostro, y abrigo y complementos negros: salones y bolso. Estilismo bicolor que copió Harry con traje negro y camisa blanca sin corbata. El bolso de Meghan guardaba, además, un homenaje a la princesa Diana. En 1995, con motivo de la inauguración de una exposición en París patrocinada por LVMH y Christian Dior, la princesa recibió como regalo de cortesía un bolso de la maison que le entusiasmó. Estrenó su bolso Chouchou en Birmingham y Dior vio en el detalle una oportunidad. Un año después sacó al mercado un modelo inspirado en aquel con el nombre de Lady Dior.
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