Noralmente la inauguración del Teatro Real en septiembre es uno de los cúlmenes del estilo de Doña Letizia. Aún estamos pensando en el look que llevó en 2018: un mono azul asimétrico de Pedro del Hierro con el que estaba despampanante. Evidentemente, eran otros años. Nada puede compararse a la situación de caos que estamos viviendo en estos momentos. El mundo entero se encuentra sufriendo un pandemia, Madrid concretamente, anunció ayer confinamiento parcial y las fotos que se han filtrado de el rey emérito Don Juan Carlos posando con el hijo de Corinna no hacen más que poner en evidencia algo que ya sabíamos: la corona no está pasando por su mejor momento.
Y esta situación se refleja en los estilismos que escoge la reina para atender sus compromisos. Acostumbrados a todo un despliegue, sobre todo después del look del año pasado: un vestido blanco de Lola Li que quitaba el hipo, la elección de este año ha sido algo más sobria. Mucho más lady y en uno de los colores favoritos de la reina, el rojo.
Doña Letizia ha desempolvado su Carolina Herrera de encaje por encima de la rodilla y con escote cuadrado para dar su apoyo a la cultura en un acto al que no han faltado personajes políticos como Pablo Casado o socialités como Isabel Preysler (con un look impresionante: un vestido animal print y un corte de pelo bob que quita años), Tamara Falcó o Carmen Lomana.
Con unos salones de ante rojos y un clutch en tonos neutros, también de Carolia Herrera, la reina no se ha atrevido ni con el peinadoy ha llevado la melena suelta luciendo sus ya características canas. Lo cierto es que, aunque esperabámos un nuevo vestido para dar el pistoletazo de salida al nuevo curso, la elección de este diseño en concreto chirría, ya que se trata de un modelo más de cóctel tal y como incan los eventos a los que ha acudido con él en los pasados años: en 2017 para el aniversario de las elecciones del 15 de junio de 1977. Y en 2018 en las audiencias previas a los Premios Princesa de Asturias, y en 2019 en la presentación del Centro Mundial de Valencia para la Alimentación Urbana Sostenible, todos actos diurnos por lo que para esta ocasión, quizás debería haberse atrevido con otro código.
Sea como fuere, no podemos para de preguntarnos, ¿será esta elección estilística una mera representación de la crisis que estamos viviendo?
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