A finales de marzo Meghan Markle y el príncipe Harry dejarán de ser oficialmente miembros senior de la monarquía británica. Pero antes de su salida definitiva, los duques de Sussex tenían que cumplir con varios compromisos con la corona que les han hecho regresar a Inglaterra durante unas semanas. Un retorno muy esperado que acaba de hacerse realidad con su esperadísima primera aparición pública en la capital inglesa.
Bajo la lluvia pero muy sonrientes, la pareja ha sido muy aclamada a su llegada a la Mansion House de Londres donde se celebran los Endeavour Fund Awards. Unos premios en los que se reconoce la labor de miembros de las fuerzas armadas que han sido heridos haciendo su trabajo en el último año.
Una cita muy importante para Harry teniendo en cuenta la conexión especial que ha tenido siempre con estos hombres y mujeres que ponen cada día en riesgo su vida mientras están de servicio. Tanto que la reina Isabel II le ha permitido seguir siendo el patrón de esta fundación cuando el Sussexit sea una realidad.
Lo más curioso de este regreso ha sido, sin duda, la actitud de la pareja, que no ha mostrado ni un segundo el agobio mediático que les llevó a tomar esta decisión hace unas semanas. Al contrario, tanto Meghan como Harry se han mostrado bastante cómodos frente a las cámaras. Las mismas que esperan perder de vista cuando regresen a Canadá para comenzar su nueva vida.
Una confianza a la que seguramente ha ayudado mucho el look elegido por Meghan Markle, que estaba espectacular con un vestido azul turquesa de manga corta diseñado por su amiga Victoria Beckham. Apoyando la moda británica hasta el último momento y demostrando que el efecto Meghan sigue intacto: en estos momentos se está agotando en la tienda online de Victoria este diseño pese a costar más de mil euros.
El modelo, por supuesto, conjuntaba a la perfección con el traje que llevaba Harry, de un azul más oscuro dado la importancia y seriedad del evento.
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