Si hay algo bueno que le haya pasado a Brad Pitt desde que rompiera su matrimonio con Jennifer Aniston y cayera en un mundo de sombras, eso es, sin duda, que Quentin Tarantino le diera un papel protagónico en ‘Érase una vez… en Hollywood’. Lo ha dicho el mismo actor en más de una entrevista. Ese trabajo supuso un rayo de luz en medio de mucha oscuridad (entre otras cosas, le sirvió para mirar cara a cara a su problema con el alcohol).
Pitt ha arrasado en la temporada de premios. Cliff Booth, el personaje al que le ha dado vida, le ha servido para sumar a su palmarés tres nuevas estatuillas como mejor actor de reparto: el Bafta, el Globo de Oro y el Oscar (así fue su discurso). Inmejorable. Y esperanzador de cara a su renacer artístico. Sin embargo, sus planes son otros.
Concretamente, pasan por da un frenazo a su carrera interpretativa. Ha sido él mismo quien, tan solo una semana después de recoger el último de esos premios, ha anunciado que necesita un respiro y que hará un alto en su camino del séptimo arte. Lo que se llama una retirada temporal que le servirá para acometer otros proyectos sobre los que no ha arrojado nada de luz.
Era en el programa de la ABC norteamericana ‘Good Morning America’ donde dejaba a todos boquiabiertos con sus declaraciones: «Ahora realmente creo que es momento de desaparecer un rato y hacer otras cosas. Realmente deseo eso. Creo que ahí puede estar la clave, en mantenerme creativo y permanecer junto a la gente que quiero».
Si bien no ha confesado cuáles son esos planes que se trae entre manos, también lo es que está haciendo sus pinitos en el mundo de la pintura y de la escultura. Quizás esa rumbo, el artístico, sea por el que quiera transitar en los próximos meses.
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