La princesa Beatriz de York está ayudando a niños que sufren dislexia a encontrarse más seguros con sus habilidades, décadas después de ser diagnosticada con el trastorno en su propia infancia.
La joven de 32 años ha narrado un nuevo libro para niños Xtraordinary People, cuya autora Kate Griggs es la fundadora de la organización de la que es patrona, Made by Dyslexia. El empresario Richard Branson, amigo de la familia y también disléxico, ha escrito el prólogo del libro.
“No es ningún secreto que sufrí con mi dislexia cuando era niña y a menudo incluso deseaba que se me quitara”, señala la princesa, “pero ahora lo veo como un tremendo regalo y quiero que todos los niños disléxicos sepan que ellos también pueden aprovechar sus fortalezas disléxicas”.
Además de narrar la versión animada del libro para niños, Beatriz también aparece en un vídeo introductorio online. En él explica: “Hola, soy Beatriz. Lo que seguramente no sepáis de mí es que tengo dislexia, algo que fue un poco difícil mientras estudiaba, pero ahora, gracias a la práctica y a todo el apoyo que he recibido me siento afortunada de tener dislexia”.
La royal también ha sido patrona del centro de dislexia Helen Arkell desde 2013, una fundación que ofrece apoyo a la dislexia tanto para adultos como para niños. Ha hablado cariñosamente en el pasado sobre cómo la fundación la ayudó durante sus días de educación secundaria.
En 2016, se convirtió en la primera persona de la familia real británica en hacer un agotador triatlón, y lo hizo para recaudar dinero para Big Change, una caridad que cofundó con Richard Branson para concienciar sobre la dislexia. Es esta la organización a la que se dice que pidió que donaran a sus invitados de boda, la del enlace del verano pasado con Edoardo Mapelli Mozzi, en lugar de hacerles un regalo.
La impresionante hazaña consistió en una caminata de cinco días desde la base del Matterhorn, un recorrido en bici a través de los Alpes italianos hasta el sur de la Toscana, nadar a través del estrecho de Messina desde Italia hasta Sicilia, otro recorrido en bici de 100 kilómetros por la base del monte Etna y una carrera vertical de 14 kilómetros para terminar. Realizó todo el reto junto a Branson y sus hijos Sam y Holly.
"La batalla contra la dislexia es algo que todo el mundo debe sufrir día a día", apuntó entonces, "pero espero que en el futuro podamos crear un lugar en el que no importe si tienes dislexia o si no tienes; donde el ambiente escolar sea seguro para que la gente joven prospere, no solo con exámenes”.
Artículo publicado en Tatler.com y traducido. Acceda al original aquí.
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