Si algo nos enseñaron las dos primeras temporadas de The Crown fue lo lejos que estaba dispuesta a llegar la reina Isabel II para mantener íntegra la institución de la Corona y, por lo tanto, la del matrimonio. Toleró las infidelidades de su marido, Felipe, el duque de Edimburgo, y también su falta de amor y cercanía.
Ninguno de sus hijos estaba dispuesto a imitarla, ni siquiera el heredero, que se divorciaría de Lady Di en 1996 y volvería a casarse en 2005 con su amor de toda la vida (¿y para toda la vida?), Camilla Parker Bowles. Ninguno salvo quizá su benjamín, Eduardo, que contrajo matrimonio con Sofía Rhys-Jones en 1999 y dos décadas y dos hijos después continúan juntos.
Dicen que el día en que Sofía acudió a un almuerzo con los Windsor al completo para conocer a toda la familia en 1993, Lady Di regresaba de viaje con Carlos y sus dos hijos. Aunque ya estaban separados, compartían la custodia. Dicen que Diana se comportó de manera hostil con la recién llegada, interrogándola sobre su sueldo, a qué se dedicaban sus padres o avergonzándola porque su falda era de Mark&Spencer. La joven acabó pidiendo permiso para retirarse y se fue a su habitación llorando.
¿Por qué fue tan desagradable la Princesa de Gales? Según apunta Andrew Morton, su biógrafo, le molestó el hecho de que quisieran reemplazarla con Sofía. Ambas se parecían muchísimo físicamente, pero esta última parecía la versión ‘mejorada’ de la anterior: una chica mucho más discreta y menos carismática.
Sofía Rhys-Jones fue la primera persona sin antepasados aristócratas en unirse a la familia real. Nació en 1965 en una familia de clase media: su padre era vendedor de coches y su madre, secretaria. En el West End College de Kent estudió secretariado pero después se dedicó a las Relaciones Públicas (y este último punto ha sido el causante de la única polémica protagonizada por la condesa de Wessex).
Conoció al príncipe Eduardo a principios de los 90 (justo cuando el culebrón Lady Di – Príncipe Carlos estaba dinamitando) en una fiesta que ella misma había organizado después de un partido de tenis benéfico. Ambos se enamoraron, pero desde Buckingham Palace lo tenían claro: no querían otro noviazgo corto que fuera el origen de un matrimonio desgraciado. A la cuarta fue la vencida.
La joven Sofía se parecía mucho físicamente a Diana de Gales, y su papel royal también estuvo y está marcado por las causas benéficas, así que las comparaciones eran inevitables. Tanto ella como Eduardo querían que su boda, que se celebró en junio de 1999, fuera de bajo perfil. Por eso se casaron en la capilla de San Jorge, en el Castillo de Windsor, algo que repetirían casi 20 años después el príncipe Harry y Meghan Markle.
Aunque al comienzo de su matrimonio Sofía de Wessex tenía la intención de continuar con su empresa de relaciones públicas, un escándalo acabó con sus aspiraciones para siempre. En 2001, un periodista se hizo pasar por cliente y le grabó criticando a varios miembros de la familia real y al primer ministro Tony Blair y su esposa Cherry y después lo publicó. Esto, unido a las críticas por utilizar su posición en beneficio de su compañía la recondujeron a sus labores de royal secundaria.
En 2003 tuvo a su primera hija, Lady Luisa Windsor, en un parto complicado en el que las vidas de ambas corrieron peligro. Poco tiempo antes había tenido un embarazo ectópico y su madre había muerto. Ambos episodios propiciaron, según los cronistas, un acercamiento entre Isabel II y su nuera más joven. En 2007 Sofía de Wessex y Eduardo dieron la bienvenida a su segundo vástago, Jacobo, vizconde de Severn.
Se rumoreó que la condesa se sintió un poco desplazada en el corazón de la reina y en la familia real con la llegada de Kate Middleton, aunque otras fuentes aseguran que la duquesa de York se dejó aconsejar por su tía política. Con el alejamiento del príncipe Harry y de Meghan del universo royal, Sofía de Wessex ha sido elegida por la reina Isabel II para encargarse de las labores que hubieran recaído sobre la duquesa de Sussex, por lo que la popularidad y la exposición mediática de la nuera favorita de la monarca se han visto muy beneficiadas.
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