Si tuviéramos que elegir un momento emotivo de los tres meses que llevamos de ‘Supervivientes 2020’, ese sería, sin duda, anoche. Los concursantes que aún luchan por la victoria final recordaron las historias más desgarradoras de sus infancias. Y si Ana María Aldón (aquí, su cambio de look en el concurso para conseguir comida) quería que su paso por Honduras sirviera para que el público la conociera, ayer dio un paso de gigante.
Porque la mujer de José Ortega Cano puso de manifiesto esos malos tratos que su madre recibía a manos de un padre al que le propia Ana María tuvo deseos de matar en más de una ocasión para poner fin al sufrimiento que hacía pasar a toda la familia con su actitud. Anoche dio los detalles de ese calvario con el que tuvo que crecer.
«Era una bestia humana. Torturó a mi madre y nosotros lo veíamos día a día, yo soy la menor de los seis hermanos. Mi hermano Fermín y yo, que es año y medio mayor, nos agarrábamos y nos metíamos bajo la cama», decía Ana María, tratando de hacer un retrato de un padre que les hizo la infancia imposible.
He querido tener un cuchillo en la mano para matarlo»
«He querido tener un cuchillo en la mano para matarlo, quería ser mayor de edad, pero nunca llegaba. Esos días acaban de la peor manera posible…», era la confesión más dura de Aldón, que proseguía: «Al día siguiente me iba al colegio y agachaba la cara de vergüenza porque veía a mi madre la cara morada. Mi madre es un ángel que bajó del cielo, no se lo merecía ni ella ni sus 6 hijos».
«Le entró cáncer y en poco más de dos años murió… Lleva 20 años que no está con nosotros, está perdonado. Y quiero que mi familia me perdone», continuaba antes de reconocer que ella tampoco se lo hizo pasar bien a su familia ya una vez hubo crecido: «Fui una prepotente, maleducada, le hice pasar vergüenza a mi madre y a mis hermanos, y como no era capaz de pedirles perdón me distancié de ellos e hice barbaridades».
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