Es la menor de los hijos de Carolina y la más desconocida (por decisión propia). A sus 20 años, Alexandra de Hannover, fruto del matrimonio de la princesa monegasca con Ernesto de Hannover, ha permanecido en un discreto segundo plano que, ahora, ha decidido dar la primera entrevista de su vida.
Alexandra, que descubre al lector ciertos gustos y aficiones en esta charla con la revista ‘Telva’, deja claro que no es un paso al frente para empezar a protagonizar historias y tiulares en el papel cuché. Quiere que su rutina siga transcurriendo por los derroteros del semianonimato que tanto ha cuidad. Lo hace con una sentencia que no admite réplicas: «Quiero una vida normal».
«Siempre tuve claro que quería ir a la universidad. Y así lo hice. Estudio en la Universidad de Nueva York, Ciencias Políticas y Filosofía. Pero más con el deseo de nutrirme intelectualmente que con una visión laboral. Es que me encanta leer», explica la joven, que también descubre que es una apasionada de la moda. Una tradición casi familiar que ella quiere convertir en profesión: «Me gustaría dedicarme a algo relacionado con el arte o la moda. Creo que sería una gran ‘personal shopper’. Compraría para los demás, así que disfrutaría de ese placer pero en un segundo plano, sin sentirme culpable. Me quedaría con la mejor parte».
Creo que sería una gran ‘personal shopper'»
La joven también cuida mucho la faceta deportiva. En su caso, lo que practica es el patinaje sobre hielo, y explica por qué se decantó por esta disciplina: «Admiro esa mezcla que tiene de componente artístico y de disciplina atlética. Su nivel de exigencia. Tenía, por supuesto, que aparecer cada día en los entrenamientos, pero había algo mejor; saber que nadie podía hacerlo por mí. Al deporte le da igual quién seas o de dónde procedas. Debes esforzarte igual que los demás».
Fiel a esa discreción que le ha servido de parapeto todos estos años a pesar de ser hija de quien lo es, hace apenas una alusión a la familia y es absolutamente superficial, sin entrar en detalles íntimos: el abrigo con el que acude a esa entrevista lo ha cogido prestado del armario de su madre, una de los miembros de la realeza más elegantes que se conocen.
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