9 momentos en los que Felipe de Edimburgo no debería haber dicho nada (y, aún así, habló)

Podrían haber sido 99 anécdotas, una por cada año. Incluso más. Porque el Duque de Edimburgo, nunca rey consorte pero jamás a la sombra de Isabel II, alcanza casi el centenar de años con el título no oficial de royal con menos filtro del mundo a la hora de hablar. Desde que empezaran sus actos oficiales se caracterizó por su (relativa) espontaneidad a la hora de hablar, por su humor inglés y por su falta de freno cuando se trataba de decir lo que pensaba. Algo que le habría traído más de una reprimenda de Buckingham Palace y que ha dejado momentazos (gloriosos, súper auténticos y algunos un poquito ofensivos) para la posteridad. Felipe, ¡gracias por no haberte callado!

1. Espantoso, todo espantoso

Ghastly, es decir, horroroso, espantoso, feísimo, fue la respuesta de Felipe de Edimburgo en dos ocasiones, cuando le preguntaron qué le parecían dos lugares que había visitado. La primera fue en Pekín, en 1986, en pleno viaje oficial por China. Alguien requirió su opinión sobre la capital del gigante asiático y su respuesta fue… así.

También respondió lo mismo en 1997, cuando fue preguntado en Buckingham Palace por su opinión sobre la localidad de Stoke-on-Trent. Por algún motivo, no le gustó nada.

2. Unas bonitas palabras para los escoceses

Educado en el estricto internado escocés de Gordonstoun, enamorado de Balmoral y Duque de Edimburgo (todo ello en Escocia) en 1995 tuvo una sonada metedura de pata durante una visita oficial a este país, con un profesor de autoescuela escocés: "¿Cómo mantenéis a los nativos lo suficientemente sobrios para aprobar el examen? Humor británico y tópicos sobre el whisky directamente del marido de la Reina. Ni tan mal.

3. Algunas reflexiones sobre el desempleo

Royals hablando del paro, esa extraña paradoja. Pues Felipe de Edimburgo decidió expresar lo que pensaba sobre este tema en 1981, en plena recesión que asolaba Gran Bretaña y subía sus niveles de desempleo a lo más alto: "Haced unos pocos años todo el mundo se quejaba porque no tenían suficiente tiempo libre y trabajaban demasiado. Ahora que la gente tiene más tiempo libre se quejan porque están desempleados. No se terminan de aclarar con lo que quieren", expresó. Ok, Alteza, entendido.

4. ¿Hay alguien ahí?

En 1999, en un encuentro con jóvenes con dificultades auditivas, se dirigió a ellos diciendo: "¿Sordos? Si estáis por aquí seguro que lo estáis. ¡Qué observador, Felipe!

‘Papá, calla’.© Getty Images

5. Experto en arquitectura

Isabel II y su marido estaban en 2000 visitando la nueva Embajada Británica en Berlín, que había costado a su erario 18 millones de libras y que inauguraban orgullosamente. Felipe, mientras charlaba con los invitados, reveló lo que opinaba sobre este edificio: "Es un enorme desperdicio de espacio". Pues nada, ¡oído!

6. El secreto de la voz de Tom Jones

Con el sobrenombre de El Tigre de Gales, Tom Jones es una de las grandes (enormes) voces que ha dado Gran Bretaña al mundo. Tras una representación del galés en la Royal Variety Performance de 1969, Felipe de Edimburgo le preguntó: "¿Con qué haces gárgaras, con piedras?". Sí, tiene un torrente de voz, Tom, tan fuerte que el Duque tiene sus propias teorías sobre su origen.

© Getty Images

7. Desde Rusia, con amor

"¿Le gustaría a Su Alteza visitar la Unión Soviética?", le preguntaba un periodista, allá en 1967. "Sí, para me encantaría ir a Rusia… aunque esos bastardos asesinaron a la mitad de mi familia", respondió. Sí, está emparentado directamente con los zares rusos, concretemente, es el tataranieto Nicolás I.

8. Haciendo amigos en Tailandia

En 1991 el Duque viajó a Tailandia para recoger un premio por su labor en la protección de especies en peligro de extinción. En su discurso dijo sin despeinarse: "Su país es un de los más notables centros de tráfico de especies en peligro". ¡Gracias por el galardón!

9. Nadie está a la altura del Duque Gourmet

Una de sus primeras y más sonadas meteduras de pata fue en 1966, en Escocia, visitando un centro de mujeres. "Las mujeres británicas no saben cocinar", dijo. Décadas después, en 2002, dijo que "Los franceses no saben cómo hacer un buen desayuno", después de que el chef francés Regis Crépy le preparase uno a la francesa y no a la inglesa. Nada está a su gusto, vaya.

 

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