Es posible que durante años hayas escuchado a familiares o amigos hablar de la magia del sol para acabar con las impurezas de la piel. De la misma manera que consigue broncear nuestro rostro, también tiene la capacidad de secar espinillas o brotes de acné. Pero, ¿qué hay de verdad tras ello?
Los falsos mitos han ido creciendo en los últimos años, las redes sociales han sido determinantes para ello, pero el dermatólogo Guillermo Solano-López viene dispuesto a solucionar nuestras dudas hablando sobre la realidad sobre el acné y la exposición solar.
«Es verdad que el sol y el agua pueden llegar a secar la piel, con lo cual hay una aparente mejoría, pero al mismo tiempo la piel también por efectos del sol sufre un engrosamiento, una hiperqueratosis, que es uno de los factores etiopatogénicos del acné», explica el experto sobre este tipo de pieles acneicas. «Normalmente tan pronto acaba la temporada de verano, el paciente presenta rebrotes importantes. Hay incluso quienes debutan con el acné en el periodo de verano debido a la mala utilización de los factores de protección solar», resalta.
Cómo proteger la piel con acné del sol
Solano-López habla de tres puntos importantes para que la vuelta tras las vacaciones no se aun problema para la piel ni tampoco la constante exposición al sol a la que nos enfrentamos estos meses: rutina de limpieza básica, hidratación y protección.
«El factor de protección solar tiene que ser siempre un 50 en la zona facial y en pacientes con tendencia acnéica o con pieles grasas se deben escoger productos oil-free y no comedogénicos«, apunta el dermatólogo que además recomienda «el uso de un limpiador, espuma o aceite para retirar todo el exceso de protector solar que se utilizó durante el día e hidratar la piel con un emoliente adecuado según el tipo de piel».
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Una rutina que puede verse incrementada para aquellos con acné moderado-severo. «No suelo suspender los tratamientos tópicos, como por ejemplo el ácido salicílico, peróxido de benzoilo, glicólico, el retinol, a pesar de la posible fotosensibilidad que puedan ocasionar. Los tratamientos los prescribo siempre y solamente por la noche, a una concentración más baja que lo hago en invierno, y evitando la utilización de los mismos una semana antes de la exposición prolongada al sol», explica. «A esto recalco al paciente que debe utilizar un protector solar y un hidratante adecuado durante el día para contrarrestar los efectos secantes de los tratamientos nocturnos», apunta.
«En el caso de los acnés leves, suelo recomendar productos muy suaves como por ejemplo cosméticos que contengan por ejemplo niacinamida, ácido azelaico, o productos con patentes propias que provocan poco o nada de irritación, muchos de ellos asociados a agua termal que ayudan a calmar la inflamación», explica el experto.
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A todo lo anterior debemos añadir el uso de la mascarilla, todavía vigente en interiores y en espacios en los que no podamos mantener la distancia de seguridad. «La mascarilla ocasiona un entorno de humedad en la zona cubierta con lo cual cuanto más productos tengamos por debajo de ella más riesgo de hiperseborrea y lesiones de acné. En este caso lo de «menos es más» se aplica aún con más razón. Es fundamental descansar de la mascarilla cada 3-4 horas y el lavado del rostro tanto por la mañana como por la noche con un producto adecuado es muy importante». resalta. De esta manera evitaremos el maksné o intentaremos hacerle frente.
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