En estos días de resúmenes anuales y listas con lo mejor del año es fácil encontrar entre las mejores series a uno de los dramas de la década, The Crown. El biopic sobre la reina Isabel II ha regresado con una tercera entrega en la que había muchos cambios, pero que ha sabido mantener su factura impecable. La tarea no ha sido fácil, porque la calidad del trabajo de sus predecesores estaba a gran altura. Pero pocos dudan ya de que los cambios hayan jugado en contra de la serie.
Una de las que ha sentido la presión de los premios y halagos que recibieron las dos primeras temporadas ha sido Cate Hall, la diseñadora de maquillaje y peluquería de la nueva entrega. Tras más de una treintena de trabajos, este era el primer proyecto de envergadura para la maquilladora, que estableció el punto de partida de su trabajo en la madurez que la reina reflejaba en la época de la historia en la que transcurre la temporada.
En una entrevista Hall confesó que pasó “meses investigando archivos de imágenes y vídeos para construir una biblioteca” con referencias cronológicas. Así logró establecer diferentes “biblias” sobre cada personaje, que le ayudaban a crear sus looks a lo largo de los trece años que abarcan los nuevos episodios.
A pesar de que no son demasiado evidentes, a lo largo de los trece años que transcurren entre el primer y el último episodio, el peinado de Isabel II cambia, para terminar siendo una versión muy similar a la que luce actualmente. Para ello Hall utilizó hasta seis pelucas diferentes para Olivia Colman, que moldearon con un juego de rulos italianos muy populares en los años sesenta. En el comienzo de la tercera entrega, la peluca de Colman “es más flácida, con extremos emplumados, y a medida que avanzamos hacia los 70 se vuelve más sólida y voluminosa, con canas en las sienes” detalló.
En el caso de la princesa Margarita, la maquilladora y peluquera tuvo la oportunidad de reunirse con sus peluqueros reales, que todavía regentan un salón en Londres. “Nos dieron una clase magistral de aplicación de tiara y también nos presentaron alguno de los postizos de Margaret como referencia” confesó Hall antes de revelar que también les enseñaron un mechón de la princesa. “De repente, ella era un ser humano real y concreto, más que un personaje en un guion” relató.
El personaje de Helena Boham-Carter es un punto de inflexión para la tendencia habitual de la serie. Tal y como explica la estilista, “la realeza nos ayuda a avanzar a través de las épocas ya que su estilo es consistente y evoluciona solo con cambios sutiles a medida que envejecen a través de las décadas”. Sin embargo el espíritu libre de la princesa Margaret permitía que sus estilismos “evolucionaban constantemente en línea con la moda” y destaca que no tenía miedo de usar postizos para cambiar drásticamente su aspecto todos los días. “Utilizamos varias técnicas para crear la mayor variedad posible a lo largo de la serie, para reflejar la flexibilidad y el carácter expresivo de la princesa”.
Para reflejar la fiebre pasajera que la princesa sintió por el flequillo, y quedó para la posterioridad con su viaje a Estados Unidos, los especialistas recurrieron a un postizo, ya que sus peluqueros le contaron que Margaret se arrepintió de habérselo dejado y lo dejó crecer rápidamente. Por lo general, el resto de sus peinados eran creaciones con mucha altura y volumen. Y en escenas como la de la fiesta de cumpleaños del episodio final apostaron por una peluca más larga, que al despeinarse diese mayor credibilidad a la crisis de la princesa.
En lo que respecta a los looks de belleza de la princesa Ana, la única hija de la reina, Hall apostó por dos de las tendencias de la época, el volumen en la coronilla que tanto se llevaba en los sesenta, y el estilo eduardiano que llegó una década después. “Aunque ahora parece rígido y controlado”, explicó, el peinado de la princesa Anna “tenía una gran cantidad de cabello grueso y texturizado que parecía mucho más suave en los años sesenta y setenta.”
Aunque la actriz, Erin Doherty, tenía el color y la longitud perfecta para interpretar a la princesa, el equipo de Hall utilizó una gran variedad de postizos para darle un aspecto más voluminoso a su melena, y le pasaban la plancha antes de volver a peinar las raíces para agregar volumen. Noventa minutos de rutina diaria para conseguir los looks de pelo más elegantes de la temporada.
Por último, en lo que respecta a Camilla, Hall confiesa que no pudo encontrar demasiadas fotos suyas en su época juvenil “pero las que encontramos muestran claramente que tenía una variación del corte de pelo de boy page, que era tan popular en ese momento, donde todo el cabello estaba peinado hacia delante y a capas”. Un corte de pelo tan específico, y anticuado, que decidieron recurrir a una peluca, para no pedirle a la actriz que la encarna, Emerald Fennell, que lo mantuviera así durante dos años de rodaje.
Fuente: Leer Artículo Completo