'Mindwash': el mindfulness capilar que ayuda a relajarte

Ha quedado demostrado que el mindfulness es una herramienta de lo más efectiva para hacer frente a épocas de estrés. Hace ya varias temporadas que empezamos a escuchar a hablar de él y cada vez es más la gente que lo practica para alejarse de sus angustias y tensiones y encontrarse consigo misma. Y es que, el mindfulness consiste en ser conscientes de nosotros mismos, del aquí y el ahora, respirando de forma consciente y poniendo los cinco sentidos en la actividad que se esté realizando, que es lo único que verdaderamente importa en ese momento, por cotidiana que sea.

Los expertos en relajación han decidido ir un paso más allá y llevar estos pilares en los que se asienta el mindfulness a los rituales de belleza, que son también experiencias de lo más relajantes y reponedoras para quien los practica. En concreto a los del cabello, porque a quién no le relaja ya de por darse un masaje en la cabeza o, simplemente, lavarse el pelo. Así ha nacido el mindwash o el mindfulness capilar. Este consiste, básicamente, en cuidar de forma muy intensa, mucho más de lo que lo hacemos normalmente. Y no, no nos referimos a que haya que utilizar más productos u otros más específicos.

Antes de empezar, tal y como apuntan los expertos de la firma Leonor Greyl, lo básico es usar productos con texturas, ingredientes y aromas que nos sean placenteros, ya que jugaremos con los cinco sentidos.

Toma conciencia de tu pelo

Al igual que ocurre con el mindfulness tradicional, en el que se toma conciencia del cuerpo en general, lo más básico del mindfulness capilar es tomar conciencia del cabello, hasta de cada pelo. Para ello, ponte frente al espejo y cepilla muy despacio tu melena. Hazlo de raíz a puntas para desenredarla bien, mientras eres consciente de tu respiración, que debe ser pausada. Fíjate en el color y la textura de tu pelo mientras lo cepillas de arriba abajo. Lo más importante, para que funcione, cada vez que cepilles tu pelo, ve dejando a un lado el resto de pensamientos que puedan rondarte la cabeza. Que nada te distraiga de tu pelo.

Haz un masaje craneal

Como en toda técnica de relajación que se precie, no podría faltar la parte del masaje. Además, este masaje reactivará la circulación de la sangre y hará que penetren mejor los activos de los tratamientos posteriores, y que el pelo esté más brillante, fuerte y tenga más movimiento. De hecho, mientras masajeamos veremos cómo el cabello se transforma ligeramente. Para hacerlo correctamente, practica digitopuntura, que consiste en masajear la cabeza con las yemas de los dedos ejerciendo más presión en zonas como las sienes, la base de la nuca o la parte frontal.

Doble lavado

Lo básico es no tener ninguna prisa. Por eso, aprovecha este momento para hacer un lavado en profundidad con doble jabonada que purificará tu cuero cabelludo, liberándolo del exceso de grasa. Concéntrate en cómo el agua se desliza por tu cabeza, espalda y, en general, por todo tu cuerpo hasta los pies. Aplica el champú y masajea suavemente mientras inspiras profundamente para relajar la respiración mientras absorbes el aroma del champú. Repite la operación, esta vez insistiendo más en la zona de medios y puntas y tomando conciencia de cómo se va retirando la grasa, cómo se libera de las toxinas y más en profundidad, cae en la cuenta de cómo se han ido eliminando también los pensamientos negativos. Después, aclara el pelo pero disfrutándolo, volviendo a ser consciente de cómo cae el agua por tu cuerpo. El agua debe estar a una temperatura que te resulte placentera.

Mascarilla

Extiéndela de medios a puntas, como sueles hacerlo, aprovecha el tiempo de espera para que actúe la mascarilla y date un pequeño baño, en el caso de tener bañera. Llénala un poco y recuéstate con los ojos cerrados durante cinco minutos. Si no tienes bañera, simplemente cierra los ojos y disfruta del agua que cae ahora por tu cuerpo sin tocar el pelo. Respira el aroma de la mascarilla mientras observas cómo el agua relaja tu piel y destensa tus músculos. No pienses en nada más. Después, vuelve a aclarar la mascarilla disfrutando de la caída del agua.

Observarás cómo sales de la ducha con una respiración más adecuada y libre, sin tanta presión en el pecho y con una visión mucho más positiva.




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