Si tienes la sensación de que la cosmética se complica cada vez más, estás en lo cierto. La innovación tecológica se está haciendo fuerte en los centros de estética y entre rellenos, láseres y personalización sentimos que estamos viviendo una verdadera revolución cosmética. Sin embargo, aún tenemos a nuestro alcance tratamientos híper sencillos, ajenos a los algoritmos y muy baratos que podemos probar en casa. Nos referimos al microneedling, una técnica mecánica que, además, proporciona una luminosidad y una frescura en la piel que te va a sorprender. Si no tienes rosacea, acné o cualquier tipo de infección (en estos casos se desaconseja el microneedling), te interesa incorporar esta técnica con roller a tu repertorio beauty. Verás los resultados inmediatamente.
La técnica del microneedling consiste en recorrer la piel con un dermaroll recubierto de pequeñísimas agujas que producen microheridas en la dermis. El objetivo de esta miniagresión es inducir a la piel a que inicie un ciclo de reparación, que incluye la producción de colágeno y elastina. Pero, además, con esta técnica conseguimos la reducción de arrugas de expresión y de los poros y mejora la apariencia de la piel, incluso de las pequeñas cicatrices que produce el acné. Un beneficio más: permite que los cosméticos penetren más profundamente en la dermis, mejorando su efectividad.
En los tratamientos caseros no se trata de conseguir esas pequeñísimas heridas (las agujas de los dermarolls caseros son mínimas), sino de facilitar la penetración de los cosméticos, afinar los poros e iluminar la piel. De hecho, si eres asidua a algún producto con retinol o ácido hialurónico y quieres maximizar su efecto, el microneedling te ayudará. También puedes utilizarlo para que el anticelulítico tenga el mayor efecto posible. Eso sí, recuerda desinfectar tu roller con alcohol cada vez que lo utilices. Es conveniente que esté libre de bacterias para evitar cualquier tipo de irritación.
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