El cambio que ha provocado este aislamiento en nuestras vidas ha sido radical, al menos para la gran mayoría. De un día para otro, y sin tiempo para asimilarlo, hemos pasado de seguir una rutina muy marcada -ir al trabajo o al gym, quedar con los amigos, la familia o ir a pasear- a quedarnos confinados en casa las 24 horas. Un giro de 180º que puede afectar, sino no lo ha hecho ya, a nuestras emociones, ahora todo el día a flor de piel.
Controlarlas no es fácil, pero pese a lo que podríamos imaginar en un primer momento, no es cuestión de dejar de lado cualquier sentimiento de vulnerabilidad o falta de control que se manifieste, sino todo lo contrario, la solución está en intentar sobrellevar la situación y gestionar estos cambios emocionales de la mejor forma posible. «Aplazar el dolor implica posponerlo y, cuanto más lo hagamos, más grande será la carga emocional que conlleva y, por supuesto, más efectos físicos y psicológicos se experimentarán», nos explica Gema Sánchez Cuevas, psicóloga y directora de la web La Mente es Maravillosa.
La propia experta explica que emociones como la tristeza o el enfado son necesarias, porque tras ellas hay un mensaje. «Aunque suene raro, la tristeza está llena de vida, de fuerza y de propósito, porque nos advierte que hay algo en nosotros sobre lo que debemos trabajar y que requiere nuestra atención para resolver ese nudo emocional», añade.
A pesar de que este aislamiento puede afectar de forma diferente a cada persona, todo depende de la forma de ser de cada uno, de con quién esté pasando este tiempo o en qué lugar, las consecuencias más habituales son la ansiedad, el insomnio, el estrés o el aumento de discusiones. Por ello, Gemma aconseja algunas pautas y recomendaciones muy sencillas y que sin embargo pueden ser de gran ayuda:
– Mentalizarse y concienciarse de este nuevo escenario hasta ahora desconocido.
– Establecer rutinas, algo muy repetido estos últimos días.
– La búsqueda de información, siempre de medios fiables y de manera puntual en el día, no de forma constante
– La importancia de cuidar las relaciones con los demás, no vernos no significa no poder mantener ese contacto en la distancia. «Llamar por teléfono o hacer videollamadas para compartir momentos es esencial, así como pasar un tiempo a solas para reflexionar y dedicarlo a algo que nos gusta y que nos hace sentir bien«, explica Sánchez.
La situación puede alargarse y esto supone que aunque haya personas que todavía no hayan visto afectado su estado anímico, sí pueden notarlo en estos próximos días. Es por ello que mantener la calma y una actitud positiva, además de lo nombrado con anterioridad, resulta vital.
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