Se han escrito miles de artículos en donde se analizaron de manera detallada los cambios de estilismo de Meghan Markle cuando su relación con el príncipe Harry se formalizó y dejó de ser la actriz de Suits para ser conocida en todo el mundo como la duquesa de Sussex.
En cualquier caso, aunque cumplió con las normas de protocolo a la hora de acudir a eventos públicos (tuvo en cuenta largos, colores, tipos de sombreros…), Markle siempre trató de mantenerse fiel a su estilo. No solo a nivel estético, también de pensamiento.
Y aunque la hemos visto con cientos de looks, su rutina beauty siempre se mantuvo intacta. Desde que el príncipe y ella anunciaron su compromiso, Markle demostró un evidente gusto por la sencillez; a la hora de maquillarse, pero también de peinarse: cuando no llevaba la melena suelta, se arreglaba con un moño despeinado.
Tanto es así que también durante su boda apostó por la discreción más evidente:muy poca base de maquillaje, los ojos ligeramente perfilados y la barra de labios Matte Revolution de Charlotte Tilbury en el tono ‘Very Victoria’, en honor a su amiga, la diseñadora Victoria Beckham. La misma que escogió para la sesión de fotos de su compromiso con el príncipe.
Y como Markle sabe lo que mejor le sienta, prefiere no probar con otros colores. “El día que llevó los labios rojos se sintió incómoda”, recordó el maquillador Daniel Martin, responsable del look beauty de su boda. “Le gusta hablar y no es una persona demasiado estricta, así que le resulta incómodo tener que estar preocupándose [por su aspecto] todo el rato. Se siente más cómoda maquillándose ella misma. Le encanta el maquillaje y se le da bien. Pero sin ser demasiado exigente, solo trata de hacerlo bien y salir por la puerta cuanto antes”, le contó Martin a People.
De hecho, cuando la celebridad tuvo la oportunidad de editar el ‘September Issue’, de Vogue UK, quiso contar con la presencia del fotógrafo, tristemente fallecido, Peter Lindbergh y firmaron el ya mítico número bajo el título “Forces for Change”. Pero su relación con él no era nueva; en octubre de 2018, Lindbergh la fotografió sin maquillaje para la portada de la edición estadounidense de Vanity Fair: “Las instrucciones que la duquesa me dio eran claras: ‘¡Quiero ver pecas!’. Y bueno, eso fue como si me abriesen todas las puertas porque amo las pecas”, le contó el fotógrafo a Vogue.
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