Deja 60 segundos desde que te lavas la cara hasta que aplicas la crema: este es el porqué

Lo repite en cada entrevista, en su blog, en Instagram. “Sin agua, la salud de la piel está en riesgo. Después de lavarte la cara y secarla a toques con una toalla tienes una ventana de 60 segundos antes de que se evapore la humedad de la piel”. La frase pertenece a la célebre facialista Renée Rouleau. Por sus manos han pasado los rostros de Cindy Crawford o Chiara Ferragni, pero su consejo no es solo para celebridades sino universal: "Si dejas la piel desnuda durante más de un minuto comenzará a deshidratarse a medida que el aire, especialmente seco en invierno, absorba la humedad de la piel. Aplica inmediatamente un producto que selle esta humedad y tendrás una piel más bonita", dice.

Rouleau recomienda utilizar un tónico para este propósito, pero más allá del cosmético elegido (toner, sérum o crema) este consejo pone en relevancia que no solamente es importante elegir el cosmético adecuado y aplicarlo debidamente, sino que los tiempos de actuación son una parte fundamental para el éxito de cualquier tratamiento.

“Efectivamente, es aconsejable que no transcurra más de un minuto desde que limpiamos la piel hasta que aplicamos el primer activo para evitar la pérdida de humedad y, por tanto, la posible deshidratación. Sobre todo porque algunos productos de limpieza facial pueden resecar la piel y pueden verse afectadas las funciones principales del manto hidrolipídico. Quizá un minuto sea llevarlo al extremo, pero realmente deberíamos concienciarnos sobre la importancia que tiene el no dejar la piel sin los activos que la protegen”, nos confirma Teresa de Miguel, experta en belleza y fundadora de Beldon Beauty, templo de los faciales en Madrid. La elección del limpiador, por tanto, no es ligera: “Si la piel no está perfectamente limpia, de poco sirve lo que vayamos a aplicarle a continuación. Mañana y noche, el primer producto que debe iniciar la rutina es un limpiador que no altere nuestro pH, y si lo hiciese, es imprescindible usar un tónico o loción que lo equilibre”, añade.

Para aplicar en menos de 60 segundos.

Este minuto de oro, tan fundamental para preservar la hidratación en la piel, no es el único que resulta crucial. “El tiempo en la limpieza es también muy importante: un minuto es lo mínimo para que los ingredientes activos del producto actúen y penetren en la piel”, nos cuenta Claudia di Paolo, fundadora del salón que lleva su nombre en Madrid y una institución en faciales con técnicas aprendidas en Japón. “Las japonesas tienen la costumbre de hacer una triple limpieza de la piel: primero aplican un aceite o una leche desmaquillante, a continuación un gel espumoso y, finalmente, una loción hidratante. Este último paso es muy importante, ya que lo que hace es abrir los canales para que los productos de tratamiento -el sérum y la crema- penetren con mayor profundidad en la piel. Este ritual lo repiten dos veces y así consiguen una mayor eficacia”, revela esta experta.

Una vez pasados esos dos minutos (el de la limpieza y el del tónico o sérum que selle la hidratación), ¿cuánto hay que esperar entre una crema y otra? “Es una tendencia japonesa pero normalmente las marcas desarrollan sus productos para que tengan una aplicación en layering o capas, con una capacidad de absorción inmediata. Así que en principio podemos aplicar el sérum y a continuación la crema sin necesidad de esperar”, explica Claudia di Paolo.

Facial profesional: ¿cada cuánto tiempo?

“La periodicidad o frecuencia con la que recomendamos hacer una limpieza por un profesional de la piel nunca es la misma para todo el mundo y estará marcada por las particularidades de cada caso. Por ejemplo, una piel acneica en fase activa puede llegar a necesitarlo cada siete días, debido a una producción excesiva de las glándulas sebáceas. Para una piel normal, es decir, sin circunstancias especiales, puede ser suficiente hacerlo en cada cambio de estación”, apunta Teresa de Miguel. “Todo depende siempre de cada necesidad: no hay una regla universal. Si pensamos en un detox, suele recomendarse hacerlo cada 21-30 días, porque es el tiempo aproximado de renovación celular. Si lo que la piel necesita son vitaminas, habrá que ver si las aplicamos vía infiltración o vehiculizadas a través de activos, y si es más apropiado poner una C o una A. Hay que valorar cada caso, porque lo más importante para un buen facial es lo que le precede: un diagnóstico honesto. Por muy buenas y expertas que sean las manos, si no hay un estudio previo de la piel, no habrá éxito. A la piel hay que darle lo que necesita y esto no siempre coincide ni con lo que nos gustaría, ni lo que otras se hacen (o lo que nos dicen que se hacen…)”, añade esta experta.

El éxito de la cabina comienza en casa

Una de las claves para distinguir a un buen facialista es preguntarle por los cuidados domésticos que deberíamos seguir. Incidir en este punto es garantía de que no solo saldremos de su salón con un mejor aspecto sino que conseguiremos mantenerlo en el tiempo. Claudia di Paolo, por ejemplo, nos da tres claves para conservar una buena piel: aprender el masaje casero de un minuto que acompaña a su reverenciado lifting japonés (una especie de gimnasia facial que trabaja todos los músculos del rostro y activa las capas más profundas de la piel), cuidar la exfoliación (siempre mejor por la noche: en caso de una piel mixta o grasa unas dos ó tres veces por semana, las pieles secas tienen suficiente con una única vez) y diferenciar una buena crema. “A una buena crema le exijo que incorpore aminoácidos o ácido hialurónico como agentes hidratantes. También colágeno, aunque es difícil encontrar cremas que contengan moléculas de colágeno de un tamaño que sean biocompatibles con la piel. Si una crema contiene estos dos componentes, entonces se trata de un producto excepcional”, revela.

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