La rutina de belleza es fundamental hacerla completa. Pero lo cierto es que cada vez hay más formas de simplificarla, pero haciendo que esta sea igual de efectiva, reparadora y protectora para la piel. Lo último es hacer que el limpiador sirva de mascarilla.
En el último tiempo, algunos defienden que en determinadas situaciones y según los principios de su formulación, los limpiadores se pueden usar como mascarilla facial. Eso sí, solo de forma extrema. Y es que, actualmente, los limpiadores no solo se limitan a ser jabones que terminan con la suciedad del rostro, sino que además incluyen propiedades antiedad, antioxidantes o ingredientes que le aportan vitaminas.
¿Con qué limpiadores hacerlo?
Y es que no todos valen: «es importante que si se hace esta mascarilla improvisada, sea con limpiadores que no contengan jabones, porque pueden alterar el pH de la piel y resecarla profundamente», comenta Estefanía Nieto, directora técnica de Omorovicza.
También hay que observar los principios activos con los que se formule el limpiador en cuestión. Y es que, hay algunos que, al tratarse de limpiadores cuya principal función es retirar las impurezas, pueden producir sequedad o irritación si se dejan sobre la piel demasiado tiempo.
Por su parte, si se quiere una acción más profunda, lo mejor es apostar por limpiadores con agentes exfoliantes, que, además, tendrán acción de peeling. Lo ideal es que incluya AHAs y BHAs, pero su concentración no debe ser elevada para evitar la irritación.
¡Lo quiero!
Tal y como apunta Elisabeth San Gregorio, directora técnica de Medik8, este limpiador puede usarse como mascarilla por la noche para hacer una exfoliación química ligera. Este limpiador regula la producción sebácea gracias a los ácidos láctico y salicílico. Contiene glicerina y cáscara de mangostán, que es antioxidante.
Otro de los ingredientes clave para hacer del limpiador mascarilla es la vitamina C: «Deja el rostro radiante, tiene capaz despigmentante en la piel para reducir manchas y unificar el tono. Además, favorece la juventud del tejido, ayudando a generar más colágeno y elastina«, afirma Raquel González, directora de educación de Perricone MD.
¡Lo quiero!
Por su parte, hay algunos limpiadores que ya de por sí se formulan también como mascarillas faciales, como este de Estée Lauder en crema. Pero también mascarillas que sirven de limpiadores, reduciendo el exceso de grasa y limpiando los poros de suciedad mientras purifican y ayudan a la piel a regenerarse.
¡La quiero!
¿Cómo se aplica?
Como cuenta Raquel González, directora de educación de Perricone MD, «se pueden aplicar, dejar actuar y terminar después añadiendo agua para hacer la espuma deseada y concluir con el proceso de limpieza habitual. Esto permitirá aportar a la piel todos los principio del propio limpiador.»
«Lo ideal es hacerlo como segundo paso de limpieza facial. Así, los activos penetrarán mejor, ya que la piel estará libre de impurezas y se encontrará más receptiva a los principios del limpiador, igual que cuando aplicamos una mascarilla tradicional», indica Estefanía Nieto.
Mientras, en lo que al tiempo se refiere, todos los expertos coinciden en que no hay que excederse de los cinco minutos.
Aplícalo con un cepillo de limpieza. De este modo, por ejemplo, cuando se aplican AHAs y BHAs, los corneocitos de la epidermis quedan más libres, al favorecer que se deshagan las uniones de las células que están en proceso de renovación. «Potenciaremos la capacidad química de los limpiadores con el efecto físico de las pulsaciones. De esta manera, optimizamos los resultados de la fase de limpieza, favoreciendo el desprendimiento de las células muertas de la piel de manera natural, muy precisa y suave, a la vez que potenciamos la luminosidad de nuestro rostro.» Explica Marcela Argandoña, Skin Expert de Foreo.
¡Lo quiero!
Fuente: Leer Artículo Completo