Si tu piel es sensibleo si padeces dermatitis o ezcemasabes de primera mano lo que es tener irritación crónica y enrojecimiento durante prácticamente todo el año. En el verano estos síntomas se agravan debido al sol que, aunque no lo tomes de manera directa, este incide sobre tu piel sí o sí. Por tanto, el uso de un protector solar adecuado durante esta época del año se hace imprescindible.
Las temperaturas extremas, tanto calientes como frías, agravan las molestias de las pieles atópicas, por lo que la prevención es clave. Si tu piel no está en su mejor momento, trata de evitar exponerla al sol y al calor lo máximo posible, sobre todo en las horas centrales el día. Además, no debes olvidar el uso del protector solar antes de salir de casa y reaplicarlo cada dos horas, que debe ir acompañado de ropa y accesorios como gorra o sombrero que protejan tu piel de los rayos. De esta manera te mantendrás a salvo de los brotes.
Elige protectores solares minerales, ya que sus fórmulas suelen ser más amables con la piel con problemas que los químicos. Además, fíjate en que contengan en su formulación zinc u óxido de titanio, que sean no comedogénicos y obvia cualquiera que tenga fragancia. Puedes retocarlo durante el día con un protector en polvo, que es fácil de aplicar en cualquier momento y de transportar.
Además, debes tener en cuenta que no solo es importante la protección solar que utilices, sino que en los casos en los que se sufren estos problemas cutáneos también es crucial el modo en el que la aplicas. Extiende el SPF de manera cuidadosa, sin frotar, para evitar el enrojecimiento, y acompáñalo de cosméticos que contengan ingredientes como ceramidas, ácidos grasos omega y lípidos, que fortalecen la barrera cutánea y restauran tu piel.
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