En verano ya es otra cosa, pero cuando llega el momento de lavarse la cara cuando bajan las temperaturas, el agua fría no es una opción. O por lo menos no lo era hasta ahora, porque a partir de este momento el sufrimiento del contacto del agua gélida con nuestra piel no solo no nos va a importar sino que lo vamos a llegar a disfrutar. Y es que, quizás estamos demasiado preocupadas buscando súper activos, pero en este artículo te explicaremos por qué el agua fría podría ser nuestro primer aliado.
Los beneficios del agua fría para la piel
Por supuesto, el agua fría no serviría como sustituto a ningún tratamiento específico para el rostro, pero sí servirá de complemento para que estos funcionen de manera eficiente. Son numerosos los beneficios que aporta la aplicación del agua fría en la piel, entre los que destacan los siguientes:
Mejora la circulación
El agua fría hace que se cree una vasoconstricción que protege al cuerpo de la pérdida de calor pero después esos vasos se dilatan y hacen que la sangre circule mejor, lo que purifica la piel y hace que se oxigene mejor. Gracias a una mejor circulación, la piel se verá más firme y elástica.
Mejora el colágeno y la elastina
El agua fría, al mejorar la circulación sanguínea, activa también la producción de la producción de elastina y colágeno, una de las proteínas más abundantes del organismo que se va perdiendo con la edad y hace que se pierda la firmeza y la elasticidad de la piel.
Piel suave, firme y tonificada
Todo esto tiene como resultado que la piel se regenere y se vea más suave, firme y tonificada, de más hidratada. Y es que el frío destaca, entre otras cosas, por tener un efecto tensor y por ayudar a combatir la flacidez y a eliminar las células muertas.
Antiinflamatorio
Aplicar agua fría de forma directa sobre la piel puede tener un efecto antiinflamatorio. La mejor circulación de la sangre consigue que la piel no se enrojezca ni inflame ni tampoco congestione, con lo que se desinflama sobre todo la zona de las ojeras. Esto mejora si utilizamos herramientas masajeadoras frías.
¿Cómo aplicar el agua fría?
Su aplicación es de lo más sencilla, pero debemos tener en cuenta diferentes aspectos. Si nos lavamos la cara de forma aislada directamente mojamos la cara con agua fría, aplicamos el producto de limpieza y repetimos el proceso. Si optamos por lavamos la cara en la ducha, podemos aprovechar ese agua fría también para tratar la piel del cuerpo porque ayudará a reducir visiblemente las estrías y la celulitis –una afección de la piel de la que desconocemos muchos aspectos–.
Para ello, empezaremos mojando con agua fría los pies y la pasaremos rápido hacia la cara. Es importante que este proceso no dure más de 15 segundos las primeras veces. Después podremos alargar el tiempo de ducha fría hasta dos minutos para tonificar la piel del core y el abdomen . Siguiendo estos consejos, lograrás ver los beneficios de la aplicación del agua fría en la piel en cuestión de poco tiempo.
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