1. ¡Cuidado con el frío!: Las hebras de cabello se contraen cuando se exponen a temperaturas muy bajas. Pero, luego, los 180 ºC del secador y los 200 de las planchas hacen que se dilaten casi el doble. Estos cambios bruscos debilitan la cutícula y la hidratación interior se pierde. Es el momento de una inmersión total en cuidados reestructurantes. Prueba el tratamiento 50 aniversario del Salón Cheska, con aminoácidos botánicos en el cuero cabelludo y reconstrucción molecular en medios y puntas. O el Ritual Regenerador del Spa Capilar de Claudia Di Paolo, perfecto para recuperar el rizo con sus proteínas filmógenas, que se fijan con queratina biocompatible.
2. Limpieza ecofriendly: El champú seco y los texturizantes que alargan el tiempo entre lavados pueden ahorrar hasta 9.000 litros de agua al año, según un estudio de klorane botanical foundation.
3. Mascarilla, antes de lavar: La contaminación es el enemigo natural del brillo de tu melena. La queratina es muy receptiva a las micropartículas de metales pesados, que se fijan sobre la fibra e impiden que el cabello se beneficie de los activos de los productos que usas. Esta mascarilla de Sisley se encarga de eliminarlas antes de empezar con el ritual de cuidado y lavado.
4. Efecto detox: Tu cuero cabelludo es una zona muy delicada, plagada de folículos pilosos. La acumulación de sudor, restos de producto, sebo y partículas de polución los asfixia y crea un desequilibrio difícil de compensar. Lava con un champú purificante una vez por semana.
5. Cóctel de vitaminas: b5 y b6, omega 6, biotina y minerales como el zinc son esenciales. incluidos en el champú, ayudan a reconstruir el pelo dañado, a evitar roturas y a reforzar los anclajes.
6. Alimenta tus rizos: La clave de la nutrición natural de tu cabello está en que el sebo que producen tus glándulas lo recorre para sellar y lubricar cada hebra. en el pelo rizado, ese recorrido está lleno de curvas que dificultan que la protección llegue hasta las puntas, por eso se deshidratan tan fácilmente. Puedes evitarlo con aceites y mascarillas ultranutritivas.
7. Vuelve la permanente: Se acabó el reinado de los lisos pulidos y de las ondas artificiales con planchas y stylers. Si tu ADN no te ha dotado de rizos naturales, puedes hacerte un moldeado, de los de toda la vida. “Pero es un proceso agresivo que modifica la estructura del cabello”, avisa María Baras, de Salón Cheska.
8. Controla el encrespamiento: Es la carga que comparten lisos y rizados. En el caso de las melenas onduladas, esa humedad que esponja y abre los mechones (el pelo absorbe la humedad ambiental con facilidad) se controla con unas gotas de sérum sellador aplicadas con los dedos antes de empezar a secar.
9. Alarga el tinte con tratamientos de refresco del color que refuerzan la conexión interna de los pigmentos del proceso de teñido. Consiguen recuperar el brillo y también la tonalidad.
10. La dosis exacta: Pasarte con los productos de styling arruina el resultado. Para saber qué cantidad necesitas, hazte una coleta en la base de la nuca y rodéala con los dedos. Usa ese círculo como punto de referencia para espumas, ceras y cremas. Los aceites solo requieren de tres a cinco gotas. Frótalas entre las manos para calentarlas antes de aplicarlas (solo en medios y puntas).
11. ¿Al aire o secador?: Pues, curiosamente, dejar que se seque al natural puede estropearlo más. La capacidad que tiene el cabello de absorber agua en su interior lo vuelve muy frágil. El secado al aire alarga el tiempo que el córtex permanece húmedo y multiplicas las posibilidades de que se rompa. Usar el secador a temperatura media es lo mejor para el pelo.
12. Densidad + volumen: Es lo primero que notas a partir de los 40, que el melenón que lucías unos años atrás pierde fuerza. Sucede porque, con el paso del tiempo, tu cabello se fragiliza, se afina, reduce su diámetro y se vuelve quebradizo. Tienes que actuar en el folículo piloso, con activos que regulen su ciclo de crecimiento y mejoren el aporte de aminoácidos y vitaminas.
13. Abraza el gris: Si te quieres dejar las canas, este es el mejor momento: hasta un movimiento en Instagram las glorifica (@grombre). Mantén el color con champús y tratamientos con pigmentos violetas que contrarrestan su tendencia a amarillear.
14. La raya, al lado: Sigue dominando los looks de pasarela desde hace varias temporadas. “Es porque estructura bien los rostros alargados y en los angulosos suaviza visualmente mandíbula y mentón”, señala Eduardo Sánchez, de Maison Eduardo Sánchez.
15. Apúntate a las capas invisibles: ¿Tienes el pelo fino? Pídele a tu peluquero que retuerza los mechones cuando vaya a cortarlos. Esta técnica permite trabajar a diferentes longitudes. La diferencia es muy sutil, pero lo que aporta al corte es más volumen en las zonas intermedias, sin perder fuerza en las puntas y sin que el final de tu melena acabe pareciendo demasiado pobre.
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