Con sus tazas y sus platitos de té conmemorativos, la familia real británica ha sido siempre uno de los principales filones del tema de la Gala del Met elegido este año: el camp. Sin embargo, el mundo de la moda y la realeza británica ya se mezclaron hace 24 años cuando la princesa Diana decidió asistir a la velada neoyorquina más famosa. En los últimos años, no es raro ver a princesas y reinas europeas como Rania de Jordania, Olympia y Marie Chantal de Grecia o Eugenia de York posar en la alfombra roja del Metropolitan, pero fue Diana la primera princesa heredera que aceptó la invitación del museo.
Corría el 9 de diciembre de 1996 cuando la exmujer de Carlos de Inglaterra –los príncipes habían firmado su divorcio en agosto– montó en Londres a bordo del Concorde rumbo a Nueva York para asistir a la gala, organizada ese año por la entonces editora de Harper’s Bazaar, Liz Tilberis, con el tema de "Christian Dior". Durante la cena, la princesa alternó y encandiló a famosos como Bianca Jagger, Ivana Trump, la modelo Iman o la futura codirectora de la gala, Anna Wintour, pero antes de que el baile comenzara, el jet lag obligó a Diana de Gales a regresar a su suite del hotel Carlyle para descansar, decepcionando a muchos de los asistentes que habían pagado los 1.000 dólares que costó el cubierto.
En cualquier caso, la princesa tuvo tiempo de hacer historia al presentarse en el Metropolitan con un vestido lencero de John Galliano para Dior, cuyo color azul noche, por cierto, inspiró a Diana de Gales la elección de las joyas con las que se adornó esa noche: un juego de pendientes y collar de perlas con zafiros que le había regalado la Reina Madre por su boda con el príncipe Carlos. En octubre de aquel año, John Galliano había sido nombrado director creativo de la la famosa casa de alta costura, por lo que la princesa Diana fue la primera que vistió oficialmente una de las creaciones del diseñador británico para Dior. De hecho Galliano, que visitó a la princesa tres veces en el palacio de Kensington para arreglar el vestido, no presentó su primera colección para Dior hasta enero del año siguiente.
El escote lencero del vestido, por otra parte, marcaría un hito en la biografía de la propia Diana, pudiendo catalogarse el diseño de Galliano como uno de los “looks de venganza” elegidos por la princesa para distanciarse de la etiqueta del palacio de Buckingham tras su sonado divorcio. El modelo resultaba tan atrevido que llegó a rumorearse que, si la princesa había abandonado la fiesta antes del baile de gala, no fue tanto por culpa del jet lag sino porque se sentía avergonzada con él puesto. Según la periodista experta en realeza Katie Nicholl, Diana de Gales incluso llegó de hecho a plantearse no ponérselo por temor a avergonzar a su hijo mayor, el príncipe Guillermo, que por entonces tenía 14 años.
Prueba del riesgo estilístico que corrió la princesa esa noche es que el diario británico The Guardian destacara con sorpresa que la madre del futuro Rey de Inglaterra se paseara por la Gala del Met con “su camisón”. En The Daily Mail, criticaron por su parte que no se hubiera puesto sujetador: “Una mujer con la figura de Diana necesita más soporte. Y es un hecho ineludible que los vestidos lenceros sientan mejor a aquellas que aún no tienen 30 años”.
Artículo publicado originalmente el 5 de mayo de 2019 y actualizado.
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