El vestido de Zara y Mango que más favorece (al cuerpo) y relaja (la mente)

Mujeres y moda, ¿por qué hacéis todo tan complicado? Respondía el personaje de Keira Knightley en La duquesa (2008) que los vestidos eran el único vehículo de expresión que les quedaba a las mujeres cuando todos los demás estaban reservados a los hombres. En el siglo XVIII, como en el actual, caer en la frivolidad cuando hablamos de ropa resulta demasiado sencillo para la presencia que ésta tiene en nuestra vida diaria. En el sentido literal de la palabra, claro que no deja de ser superficial escoger con mimo y cuidado la segunda piel que habitamos. En su dimensión más profunda, la relación emocional y simbólica que se establece con lo que llevamos puesto esconde un mensaje, efectivamente, mucho más complejo.

Explicaba un antropólogo que desarollaba su trabajo de campo en cierto país africano que el contraste entre sus bermudas y sus chanclas con el traje de chaqueta y corbata de uno de sus colegas autóctonos le hizo preguntarle si no preferiría llevar algo más ligero para soportar el calor. A lo que su amigo profesor repuso: "Usted puede ir desnudo si quiere, pero si yo no llevase mis trajes, la gente pensaría que no tengo educación".

Todo esto para decir que, más allá del estatus o de la riqueza, la ropa nos representa. Habla de nuestro contexto histórico, de la estructura social, retrata nuestras preferencias e inicia un relato bastante elocuente sobre nuestra personalidad. El mismo proceso deductivo que llevó a la producción en masa a creer que los uniformes de trabajo ejercían un impacto directo sobre la productividad, aplica a la influencia que los tacones o las barras de labios tienen sobre nuestra autoestima. En definitiva, la ropa repercute en nuestro estado de ánimo.

Verse bien, sentirse bien, estar bien.
Mens sana in corpore sano y vestido cómodo.

© Cortesía de Dôen

Vestido Colette de Dôen. COMPRAR

El tipo de vestido que permite amplitud de movimientos, que destila la tranquilidad de un campo de lavanda, luminoso como una vela aromática mimosa, relajante como una infusión de jazmín, suave como una caricia, edulcorado como un fotograma de Sofía Coppola.

No obstante, el vestido cómodo que mejor le sienta a tu cuerpo y a tu mente también puede describirse en términos más concretos y sin tanta sinestesia:

→ Es midi para que no tengas que preocuparte por si arrastra o por si se queda corto.

→ Es de cintura amplia para que no apriete y no estés deseando quitártelo.

→ Es de tejido orgánico como el algodón o el lino para que sea respetuoso con tu piel y con el medio ambiente.

→ Es estampado con microflorecitas que remitan a paisajes bucólicos, pero en colores cálidos y apagados, sin estridencias para el sistema nervioso.

Una mezcla entre el vestido pradera, el vestido de tarde las señoritas inglesas y todos los camisones que puedes llevar de 9 am a 9pm. no se está en ninguna tendencia como en este vestido balsámico para todos los sentidos que favorece (el cuerpo) y relaja (la mente).

© Cortesía de Mango, Zara, Loveshackfancy

Vestido de tirantes de Zara. COMPRAR

El vestido de manga corta con cuerpo nido de abeja de Mango.
El vestido de flores y de tirantes tipo peto con bolsillos de Zara.
El vestido cruzado de manga larga rematado por volantes de LoveShackFancy.

Los 10 vestidos cómodos de Zara, Mango y compañía que tan bien le sientan al cuerpo y, de paso, a la mente.

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