Macarena Gómez nació en Córdoba, el 2 de febrero de 1978. Es hija de padres leoneses, médicos de profesión y ella estudió arte dramático en Londres. Acumula una dilatada experiencia profesional con diferentes registros en teatro, cine y televisión.
Macarena es La Lola Trujillo en la serie ‘La que se avecina’, de Telecinco. En 2009 logró una candidatura al premio de la Unión de Actores como mejor actriz revelación por ‘Sexykiller’, ‘Morirás por ella’, ‘Las brujas de Zugarramurdi’ (2013) y ‘Musarañas’ (2014), ambas del cineasta Álex de la Iglesia. ‘El fotógrafo de Mauthausen’ de Mar Tarragona, o ‘El crack Cero’, de José Luis Garci, son algunos de sus últimos trabajos.
Corazón Macarena, se encuentra confinada como todos los españoles, en su finca de L’Alt Empordà. ¿Son familia numerosa?
Macarena Gómez Sí. Estamos mi marido Aldo, mi hijo Dante, los caballos, los emus, las gallinas, un cerdo vietnamita, las alpacas, los perros, gatos… Vivimos en Barcelona y aquí venimos los fines de semana, pero ahora estaremos hasta que termine la cuarentena. Hemos tenido la suerte de poder venir antes de que se decretara la alarma.
C. Parece un lugar idílico. ¿Cómo surgió la idea de tener ‘una granja’?
M. G. La casa es pequeña, pero tenemos bastante terreno porque mi marido Aldo quería tener muchos animales. Ha sido su sueño y también el mío. Yo, de pequeña, tuve perros, tortugas, conejos..
C. Es difícil hablar de todos ellos. Empecemos por los más pequeños que han aumentado aún más la familia.
M. G. Tenemos dos perras adoptadas: Camila y Mía, que el pasado 14 de febrero tuvieron cinco cachorros, justo el Día de los enamorados. Fue muy bonito porque mi hijo vio cómo paría. Es una madre un poco pasota y soy yo la que me encargo de cuidar a los pequeños. Nos queremos quedar con dos, pero los va a elegir mi hijo Dante y el resto se los regalaremos a gente que los cuide bien.
C. ¿Dante ha heredado su pasión por los animales?
M. G. Claro. Tiene cinco años y le encantan, es muy feliz. El cerdo se llama Patata y se lo ha puesto él. Cuando saluda a los caballos, les dice: cuánto te quiero, cuánto te quiero… Además, este mes es su cumpleaños y lo celebrará aquí, con los animales, porque sus amigos del cole no pueden venir.
C. ¿Cómo son las relaciones entre las diferentes especies que tienen?
M. G. Tenemos que tener cuidado con las perras, no pueden estar las dos a la vez con el resto de los animales, aunque no hay peleas, incluso algunos comen juntos. Los caballos están en otro espacio y allí tienen su paja…
C. En momentos tan difíciles como los que vivimos, ¿ha tenido que posponer algún proyecto?
M. G. He dejado de grabar la serie y a mediados de mayo teníamos pensado el estreno de la película Amor en polvo, pero no sé qué pasará. De lo que sí me alegro es de habernos podido venir a tiempo al campo. Mis padres son médicos y mi hermana trabaja en La Paz y estaban muy preocupados por lo que pudiera pasar. Yo también estoy muy preocupada por ellos y por todos. Paso mucho miedo por si les ocurre algo.
C. Ante este parón, ¿cómo ocupa el tiempo alguien tan inquieta como usted?
M. G. No tengo tiempo para nada. Ejerzo de ama de casa y limpio las cacas de los perros. Mi hijo, al estar todo el día con los animales, se ensucia más… Lo que sí hago son puzzles, me han encantado de toda la vida. A mí todo esto me está costando mucho asumirlo, Aldo lo lleva mejor. La realidad ha superado a la ficción.
C. Aunque viven en el campo, ¿siguen alguna medida de precaución?
M. G. Yo voy a comprar a un pueblo que está cerca y me pongo mascarilla y guantes. Tenemos que seguir todas las medidas de precaución que nos están indicando: lavarnos mucho las manos, guardar las distancias… Cuando hablo con mi padre me dice: hija, te mando besos con mascarilla. Ahora tenemos que aprender a valorar mucho más lo que tenemos.
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