Wopke Hoekstra, el holandés que pone las cosas difíciles a España en Europa: un padre de familia numerosa aficionado a la escalada

Considerado el ‘Golden boy’ de la política holandesa pero también el azote de los países del sur de Europa durante la crisis sanitaria del Covid-19, Wopke Hoekstra (44) era un total desconocido para la mayoría de los españoles hasta hace apenas unos días. El Ministro de Finanzas holandés saltaba a los medios de nuestro país tras oponerse rotundamente en la UE al empleo del fondo europeo de rescate sin condiciones y a los ‘coronabonos’ para cubrir los costes de la reconstrucción tras la pandemia, señalando además ‘los deberes mal hechos’ de España e Italia. Incluso el primer ministro portugués, António Costa, llegó a calificar de “repugnante” que Hoekstra sugiriera investigar la gestión económica de países como España en estos momentos. Pero, ¿quién es el hombre que días después tuvo que pedir disculpas públicas por su “falta de empatía” ante la peor crisis sanitaria de los últimos tiempos?

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Wopke Bastiaan Hoekstra nació el 30 de septiembre de 1975 en Bennekom, un pequeño municipio de unos 14.000 habitantes situado en el suroeste del distrito Veluwe en la provincia de Gelderland, en los Países Bajos. Es el mayor de tres hermanos (un varón y una mujer) y estudió Primaria en el Zeister School Vereniging y después pasó al Utrechts Stedelijk Gymnasium, un instituto cristiano algo alejado de su hogar familiar en Utrecht. Las vacaciones de su infancia las recuerda viajando con sus padres por Italia, Francia, Alemania y Reino Unido, donde solían visitar iglesias y museos. Su padre, un apasionado de la historia de Europa, solía reunir a sus hijos alrededor de la mesa de la cocina de su casa para hablarles de los hechos más relevantes a nivel histórico y político del continente.

El hoy ministro holandés cuenta con orgullo en muchos de sus discursos que uno de sus ejemplos a seguir siempre fue su abuela que, a finales de los años 20, se marchó de Nijmegen a Groningen para estudiar Literatura holandesa en la universidad, algo muy poco habitual en aquellos tiempos y que solo estaba al alcance de una minoría y mucho menos de las mujeres. Su abuela llegó a ser profesora en Rotterdam, al igual que su abuelo, que fue maestro de Griego y Latín en la misma ciudad para luego ser profesor en la universidad de Bruselas.

Ha vivido en varias ciudades

Wopke sabe lo que es el trabajo duro desde muy jovencito, ya que siendo aún adolescente siempre trató de ganarse su propio dinero para pagarse sus estudios trabajando cuidando niños, como camarero en alguna discoteca o lavando los coches a los vecinos del barrio. En 1994 Hoekstra se matriculó en Derecho en la Universidad de Leiden, en la Holanda Meridional, y allí completó su formación también estudiando Historia. En su facultad, Wopke, un tipo espigado (mide dos metros) y de aspecto atractivo, fue presidente de la fraternidad Minerva.

En el año 2000 se marchó a estudiar Política Internacional a la Universidad Luiss Guido Carli en Roma (Italia) y cinco años más tarde terminaba un MBA en la escuela de negocios internacional INSEAD cursado entre Fontainebleau (una ciudad del área metropolitana de París, situada a unos 55 kilómetros al sureste del centro de la capital francesa) y Singapur. En 2002, con 25 años, vivió dos años en Berlín, en un pequeño apartamento en la calle Fehrbelliner, donde disfrutó de la cultura y la noche de la ciudad alemana, de la que guarda un gran recuerdo.

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“De joven tuve la suerte de vivir en varias ciudades europeas y me di cuenta de que Europa es un modo de vida en el que lo principal es la libertad para elegir a quien quieres y para ser quien quieras ser”, decía Hoekstra en un discurso impartido en una universidad holandesa. Y es que para él, la experiencia de haber vivido en diferentes países y culturas le aportó mucho más incluso que su formación intelectual y académica.

Su primer trabajo ‘serio’ fue como becario en el banco ABN Amro, uno de los más grandes de Holanda, y en el año 2002, Hoekstra comenzó a trabajar en labores comerciales en la sede de Rotterdam y Hamburgo de Shell, compañía de hidrocarburos anglo-neerlandesa, en la que estuvo dos años. De ahí, y tras terminar su MBA, era fichado en enero de 2006 como socio por la empresa Mckinsey & Company (una consultora estratégica global que se focaliza en resolver problemas de la administración estratégica), donde permaneció durante los siguientes once años (hasta octubre de 2017). En ese periodo, también fue presidente del Museo Marítimo Nacional de Ámsterdam.

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De una consultora al Gobierno

De 2011 a 2017 compaginó su trabajo en la consultora con el de senador, convirtiéndose en el miembro más joven del Senado. Dentro de su partido, el demócrata-cristiano (CDA), y desviándose de los principios de la formación, votó a favor de los derechos de las madres lesbianas y en contra de permitir que los funcionarios pudieran rechazar oficiar matrimonios entre personas del mismo sexo. Se declara protestante liberal, dentro de los conocidos como remonstrantes, una hermandad que reúne a los detractores de Juan Calvino, y suele ir con frecuencia a la iglesia, según explica el diario El Mundo. En 2013 fue elegido por la prensa parlamentaria como ‘El político más talentoso del año’ y en 2016 se convertía en la segunda persona más joven en formar parte del top 200 de personas más influyentes de los Países Bajos.

En octubre de 2017, el primer ministro Mark Rutte le elegía como Ministro de Finanzas, sustituyendo al polémico Jeroen Dijsselbloem, en su tercer mandato al frente del gobierno del país. Ambicioso, de maneras educadas y un lenguaje más propio de un intelectual que de un tecnócrata, desde su primer encuentro con sus homólogos en la Unión Europea, Hoekstra siempre ha manifestado su escepticismo sobre la reforma de la eurozona, explicando la necesidad primaria de un cumplimiento disciplinario de los presupuestos por parte de algunos países. Dicen que en sus sueños está llegar a ser Primer Ministro, pero él prefiere mantenerse al margen de los comentarios que le sitúan como sucesor natural de Rutte.

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Casado con su novia del instituto

La vida personal del Ministro de Finanzas más ‘duro’ de la zona euro es de lo más sosegado. Está casado con su novia de toda la vida, Liselot Hoornweg, a la que conoció mientras ambos estaban en el instituto. Liselot es su gran apoyo. Licenciada en Medicina por la Universidad de Lieden, ha trabajado como doctora en varias clínicas y como cirujana residente en el Hospital de la Cruz Roja de Beverwijk hasta agosto de 2012. Desde marzo de 2013 trabaja como doctora de Medicina General en el Hospital Universitario Medical Center de Amsterdam.

La pareja vive con sus cuatro hijos, de 10, 8, 5 y 4 años, en una lujosa casa de medio millón de euros en Bussum, una ciudad dormitorio a una media hora en coche de Amsterdam. Cuando el trabajo se lo permite, intenta llevar a los niños al colegio, al menos un par de días a la semana. Uno de los peores momentos en la vida del matrimonio fue en 2016 cuando su hijo, de apenas un año, fue diagnosticado de cáncer de hígado. Hoekstra decidió apartarse de la vida pública durante unos meses para estar junto a su familia y regresó en enero de 2017 después de que su hijo estuviera completamente curado.

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Se lleva de maravilla con sus dos hermanos pequeños y trata de implicarse en causas benéficas. Es embajador del Centro Princesa Máxima para la lucha contra el cáncer infantil, así como miembro del consejo de administración del Hubrecht Institute para el Desarrollo Biológico y Celular.

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Escalador y fan del basket

Desde que era muy joven demostró gran habilidad para los deportes. En su instituto jugaba al baloncesto (mide dos metros), disciplina que hoy sigue practicando entre amigos o cuando algún acto público se lo permite. Va al gimnasio y le gusta boxear. Dicen que es tremendamente disciplinado y enérgico, y que tiene cierta tendencia a las actividades que le suben la adrenalina. Quizá por eso en el año 2006 se marchó a escalar el Kilimanjaro, una de las montañas más altas de África, situada en el noreste de Tanzania a unos 4.900 metros de altura; y en 2008 repetía aventura en el Monte Elbrus, el más alto de Europa, situado en la parte occidental de las montañas del Cáucaso, cerca de la frontera de Georgia y con una altitud de 5.642 metros.

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