En el período de entreguerras, la escasez de recursos y los nuevos roles adquiridos por las mujeres tuvieron un impacto inmediato en la moda. Como cualquier disciplina artística, ésta se erige como un fiel reflejo de la realidad según los períodos históricos y los cambios sociales. De manera que en los locos años 20 los escotes cayeron, las faldas se aligeraron y todos aquellos flecos debían moverse al ritmo que marcaban las chicas flapper, máximo exponente de la despreocupación y la joie de vivre que caracterizó la década. A medida que avanzó el tiempo, los presagios de una segunda guerra y la situación económica llevaron a las modistas a confeccionar ingeniosos patrones que las editoras de moda promovían con la banalidad propia del discurso contemporáneo (frente a la profundidad que facilita la distancia cronológica).
Los vestidos se acortaron para ahorrar en tela y se prescindió de cremalleras: las propias costuras debían proporcionar la estructura y el soporte que antes conseguía el corsé. Así nacía el tea dress o vestido de tarde que, como en la tradición decimonónica, resultaba más relajado y sencillo que los suntuosos trajes de noche.
– El vestido de tarde en 1932 –
El ‘afternoon dress’ en una revista de moda.© Illustration by Jean Pages/Condé Nast via Getty Images
Después de todo, se trataba de una etiqueta reservada para su uso doméstico. Para estar por casa, para esas reuniones de mujeres en torno a una taza de té según la costumbre de las señoritas inglesas o para las tardes alrededor de un piano en la alta sociedad neoyorquina. Debían por tanto ser ligeros, cómodos, distentidos, pero lo suficientemente elegantes para verse favorecidas.
· De manga corta o francesa (hasta el antebrazo) para economizar la tela y al mismo tiempo, potenciar su carácter informal.
· Con escote en pico que dejara enmarcar la clavícula o ceder protagonismo a un collar o gargantilla. También con cuello caja, siempre con una costura en uve invertida bajo el pecho que lo realzara: el escote años 40.
– El vestido de tarde en la primavera de 2020 –
Lela Rose, Tory Burch y Loewe.© GoRunway.com
· En colores pastel ultrafemeninos (en parámetros de la época) que rebosaran delicadeza y jovialidad y en tejidos ligeros, casi como el de un camisón. De esta forma se alejan de la sofisticación de los vestidos de noche y se acercan a la edulcorada estética de una película de Sofía Coppola.
Si el vestido de tarde es tendencia esta primavera es porque no encontrarás otro vestido más cómodo en todo Zara, Oysho, Bershka o H&M que quede tan bien con unas sandalias, unas alpargatas de cuña o unas zapatillas de estar por casa como esos mules que están tan de moda.
© Cortesía de Oysho
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Para una jornada de teletrabajo, para una tarde de juegos, para la hora del té y para los nuevas reuniones con amigas en torno, esta vez, a una pantalla. Para eso y mucho más son los 10 vestidos de tarde más bonitos de todas las tiendas.
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